"El fenómeno de la consciencia humana viene acompañado por un aumento de la actividad oscilatoria y de la sincronización neuronal en el cerebro, pero eso no significa que se pueda reducir a dichas manifestaciones neurológicas. Los ritmos cerebrales son necesarios para la consciencia, pero no resultan suficientes para explicarla". Así lo indicó Julio Artieda, director del Área de Neurociencias del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) y del Servicio de Neurofisiología de la Clínica Universidad de Navarra, con motivo de un seminario organizado por el Grupo de Investigación ‘Ciencia, Razón y Fe'.

El Dr. Artieda apuntó que en la actualidad "tiene especial importancia el estudio del cerebro como un sistema complejo y, en particular, de la topología de las redes neuronales que se forman dependiendo de la actividad cerebral de que se trate".

Según añadió, "se está avanzando en la comprensión de las bases neurales de la consciencia, pero estamos aún muy lejos de una comprensión científica de todos sus mecanismos".

Consciencia perceptiva

El experto de la Clínica explicó que la actividad oscilatoria "es un mecanismo básico del funcionamiento cerebral que permite la integración de los estímulos percibidos por diferentes vías sensoriales". Así, destacó que "posibilita la sincronización entre grupos neuronales de la misma área cortical o de distintas áreas distantes entre sí que intervienen en una acción motora, tarea cognitiva o perceptiva".

Con respecto a la consciencia perceptiva, subrayó que "la persona consciente es capaz de generar actividad neuronal oscilatoria cuando esta esperando un estímulo determinado". "En el proceso de percepción humana -agregó- no basta con la presencia de un estímulo que provoque una cadena de procesos ‘de abajo arriba'. Son igualmente importantes los procesos ‘de arriba abajo', dados por la experiencia acumulada, que marcan el contexto para el tipo de percepción que se está esperando".