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“En un museo la clave es dejar hablar a las piezas”, afirma el ex director del Museo Arqueológico Nacional

Miguel Ángel Elvira, catedrático de Arte en la Universidad Complutense de Madrid, participó en la jornada ‘Repensar el Patrimonio’ del Instituto Cultura y Sociedad

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Miguel Ángel Elvira, durante su visita al Instituto Cultura y Sociedad
FOTO: Elena Beltrán
18/05/18 15:53 Elena Beltrán

Los museos celebran su día internacional el 18 de mayo con la organización de eventos que giran en torno a un tema. El de 2018 es ‘museos hiperconectados’. En una sociedad en la que todo está conectado, los museos se suman a la tendencia a través de vídeos, paneles interactivos, representaciones en vivo… El objetivo es crear un entorno más didáctico y entretenido que ayude a poner en valor el patrimonio cultural y acercarlo al público.

Expertos vinculados a dos importantes museos de España, el Museo Arqueológico Nacional (MAN) y el Museo Lázaro Galdiano, hablaron recientemente sobre la identidad y los retos de estas instituciones en el Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. Intervinieron en la jornada ‘Resignificar el patrimonio’, organizada al proyecto ‘Creatividad y herencia cultural’.

Uno de ellos fue el catedrático de Arte Miguel Ángel Elvira, que dirigió el MAN desde el año 2000 al 2004. Se trata del museo estatal más visitado en los últimos cinco años, ya que por él pasa más de medio millón de personas por año.

En relación con el tema del Día Internacional de los Museos en 2018, el profesor Elvira se muestra partidario de incluir los avances tecnológicos. Pero “no de un mero clic que me lleve a una imagen fija con texto”, sino algo más interactivo que aporte valor. Por ejemplo, señala un vídeo del MAN sobre el origen de la mitología griega que considera “fabuloso” para explicar algo que es complicado.

Este catedrático de la Universidad Complutense de Madrid apostilla que los museos funcionan de manera diferente en función de su tipo y eso afecta a la versatilidad de la exposición de los fondos.

Reconoce que uno arqueológico tiene un montaje “tremendamente caro” y “difícil de cambiar”. Funciona “a golpe de vitrina con una seguridad impresionante” con lo cual cada cambio debe pensarse bien, porque puede tardar muchos años en deshacerse. Por otra parte, a su juicio, un museo que alberga pinturas puede cambiar su aspecto con facilidad, reubicar los lienzos de un modo menos complicado.

No obstante, pone de manifiesto que los museos arqueológicos tienen la ventaja de acoger recreaciones. Miguel Ángel Elvira rememora que en su etapa de director del MAN, el centro albergó cuentacuentos y artistas que enseñaban a hacer cerámica, e incluso en el patio del edificio llegó a aparecer una legión romana que peleó contra los arévacos.    

Todas estas iniciativas van de la mano de otro reto, evitar las explicaciones demasiado largas. “La clave es dejar hablar a las piezas”, enfatiza, por tanto no es necesario “una lección de historia de 30 folios” en cada sala. La solución fundamental que propone es elegir bien las piezas principales que se quieren destacar y acompañar cada una de “cinco líneas” explicativas.

El catedrático rechaza dar consejos sobre cómo visitar un museo, si bien recomienda que el público “se acerque a cualquiera de ellos para ver qué les cuenta, nada más”. Asume que se trata de ir con “libertad de criterio” y atender para disfrutar de todas las particularidades de un museo complejo, como la realidad misma.

El MAN, un reflejo de la situación de España

El MAN es precisamente esto: un museo complejo, como la realidad misma. Miguel Ángel Elvira dice que supone un espejo de la situación del país. “Lo que significa España (patria, nación, conjunto) es complicado y eso se refleja en el museo”, detalla.

Confiesa que esta institución tuvo problemas para definirse desde su nacimiento. En un principio albergaba piezas que no se destinaban al Prado, o se obtenían de las desamortizaciones. También se incluyeron otras procedentes del Museo de Ciencias Naturales, como esculturas egipcias, y de la Biblioteca Nacional se llevó “todo lo que no eran libros, como monedas”. Pero, ¿cómo se le da sentido a todo esto?

El conflicto principal radica en si el Museo Arqueológico es un “museo de arqueología española o un museo que tiene la nación para reunir piezas provengan de donde provengan”. Él, como director, quería que fuera la segunda opción. Sostiene que de otra forma se dejan fuera a los “griegos, etruscos y bizantinos”, que son muy interesantes para la historia. En la actualidad el MAN aloja en su última planta lo que no procede de España.

“Es un magnífico museo. Pero resulta difícil hacer historia de España sin contar, por ejemplo, con Portugal”, explica el catedrático. Sin embargo se incluyen otras zonas más lejanas como son Canarias.

La dificultad del MAN, desde el punto de vista de Elvira, es que su propia entidad tiene problemas políticos graves de carácter conceptual, que refleja la realidad de los problemas de España.

Por otro lado, el gran escollo es qué se entiende por Arqueología. La idea actual de esta disciplina “no se parece en nada a la que tenían los que pusieron en marcha el MAN”. Para ellos era arte antiguo o viejo, “objetos que nos ilustren a la hora de estudiar historia”. En esta descripción cabían cosas como monedas o trozos de iglesias. El concepto actual, por contra, es “una ciencia dedicada a la excavación y la interpretación de lo que se encuentra”. De este modo, hay piezas antiguas que desde la perspectiva actual no parece que encajen en ese museo.

Algunas corrientes proponían cambiar el nombre del lugar para poder justificar mejor lo que contiene. Sin embargo, el experto no es partidario de esto porque cree que cualquier título que se le ponga a la institución planteará los mismos problemas. “Uno no se pregunta por qué el Louvre tiene ese nombre o si debería cambiarse; con el MAN debería suceder lo mismo”.

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