Vivir en zonas de elevada altitud disminuye el riesgo de padecer sobrepeso
Según investigadores de la Universidad de Navarra, vivir a una altura superior a los 456 metros disminuye un 13% la posibilidad de desarrollar esta patología
FOTO: Manuel Castells
Vivir en zonas de elevada altitud podría estar asociado a un menor riesgo de padecer sobrepeso u obesidad. Así lo demuestra una investigación liderada por Maira Bes-Rastrollo y Miguel Ángel Martínez-González, profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra.
Tal y como destacaron los investigadores, miembros del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IDISNA) y del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición CIBERobn, habitar en altitudes superiores a los 456 metros disminuye un 13% la posibilidad de padecer estas patologías frente a las personas que habitan a una altitud de 124 metros o menos. Todo ello teniendo en cuenta otros factores que pueden influir en la ganancia de peso como son la edad, el sexo, la dieta o la actividad física.
Estos resultados podrían explicarse debido a las condiciones de hipoxia, ausencia de oxígeno, que se dan en las zonas altas y que provocan una disminución del hambre debido a una mayor secreción de leptina y a la regulación de otras hormonas involucradas en el control del apetito que actúan para compensar esa hipoxia. Además, en estas situaciones, el gasto energético basal está ligeramente incrementado, es decir, el cuerpo consume más energía.
Investigación con 9.000 participantesEsta investigación multidisciplinar, realizada en colaboración con el área de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras y el departamento de Ciencias de la Alimentación y Fisiología de la Facultad de Farmacia, fue presentada en el congreso Europeo de Obesidad en Praga.
El estudio se basa en el análisis de los datos del proyecto Seguimiento Universidad de Navarra (SUN), una investigación de cohortes en la que se incluyó a más de 9.000 participantes que no padecían sobrepeso ni obesidad y a los que se relacionó a través de sus códigos postales con la altitud a la que se encontraban. Tras ocho años y medio de seguimiento, se observó una reducción significativa del riesgo de desarrollar estas patologías entre aquellos que residían a mayor altura.
A pesar de que hay algún estudio previo que sugiere un efecto protector de la altitud sobre la ganancia de peso, los autores afirman que es necesario ser cautos con los resultados obtenidos e inciden sobre la importancia de replicar esos resultados en otras poblaciones diferentes.