Se estima que 40 millones de personas de todo el mundo necesitan cuidados paliativos y el 80% de ellas está en países con pocos recursos. Natalia Arias, investigadora del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, ha recordado esta cifra en el marco de un coloquio organizado por el Programa ATLANTES del centro.

Teniendo en cuenta esta demanda, considera que “hay que buscar una manera de actuar. Una forma es integrar estos cuidados en el primer escalón del sistema sanitario, en la atención primaria”. Indica que en esa línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propone evaluar el problema a partir de cuatro pilares: buenas políticas, formación de los profesionales sanitarios, disponibilidad de medicamentos para combatir el dolor y creación de servicios.

Con respecto a lo primero, Arias comenta que se trata de disponer de “un marco legal que nos permita regular a quién, cómo y cuándo protegemos”. En el apartado de educación, detalla que “la mayoría de los médicos recién licenciados no tiene conocimiento del control del dolor, no sabe la dosis de iniciación de morfina” y por eso es necesario formarles en esta disciplina.

En cuanto a la disponibilidad de fármacos, menciona que la morfina, el que más se usa para tratar el dolor de los pacientes, “no está patentado, ninguna farmacéutica tiene su monopolio y su producción cuesta cuatro céntimos. Pero no llega a quienes lo necesitan por la dificultad en su regulación, intereses políticos y económicos, y falta de conocimiento en la manera de manejar la medicación”.

Por último, argumenta que es importante que existan hospitales y centros de salud con equipos capacitados para ofrecer cuidados paliativos, además resalta la importancia de articular servicios que se adapten a las necesidades de los pacientes, sobre todo en países en donde el contexto económico, político y social requieren de la creación de servicios domiciliarios.

“La elaboración de indicadores no es tarea fácil”

De acuerdo con Natalia Arias, la comunidad de cuidados paliativos se encuentra ante la tarea de determinar cómo medir el desarrollo de esta atención en el mundo. “El Programa ATLANTES -cuenta- es pionero en este campo, desarrollando proyectos de investigación que, a través de la consulta y consenso de expertos, revisiones de literatura científica y “think tanks”, apunta a la identificación y elaboración de los mejores indicadores, aplicables a las diferentes regiones”.   

Sin embargo “esta no es tarea fácil”, explica, ya que “el problema radica en la creación de indicadores que permitan establecer comparaciones entre países con distintos contextos y realidades”. Plantea el caso de Europa, región en la que “se podría asumir homogeneidad en el desarrollo y disponibilidad de cuidados paliativos”.

Sin embargo afirma que “incluso en esta región vemos países en los que la falta de políticas o servicios condiciona una escasa cobertura de las necesidades nacionales. Por ejemplo, en algunos países del Este no hay disponibilidad de morfina, el consumo puede llegar a ser 1:120 mg de morfina en comparación con el Oeste”.

El equipo de ATLANTES, tras elaborar el primer atlas de cuidados paliativos en Europa, se dio cuenta de que había un patrón en lo que los informantes notificaban, un indicador aún no definido. “Se trata del nivel de desarrollo de cuidados paliativos y su vitalidad, es decir, cuántas organizaciones hay, cuántos equipos voluntarios, qué actividades realizan…”, asegura Arias. Matiza que este es un ejemplo de que “el ambiente del sector de investigación en cuidados paliativos es muy dinámico”, aunque resalta que “aún queda mucho por hacer”.

El Programa ATLANTES del Instituto Cultura y Sociedad cuenta con el apoyo de Banco Santander en el marco de un convenio suscrito con la Universidad de Navarra.