“Es necesario utilizar un lenguaje renovado para anunciar la gracia del matrimonio cristiano, especialmente con los jóvenes, para transmitirles la belleza del amor y hacer comprender el significado de términos como donación, amor conyugal, fidelidad, fecundidad y procreación”. Así lo afirmó Mons. Mario Iceta, obispo de Bilbao en la Universidad de Navarra, durante la conferencia de clausura de las Jornadas de Actualización Pastoral 2019, centradas en el acompañamiento de los jóvenes en el noviazgo, y que han reunido a más de 200 personas.

Durante la conferencia recordó que actualmente en España sólo el 23% de los matrimonios se casan por la Iglesia e hizo hincapié en la importancia de anunciar a Jesucristo, “el de ayer, hoy y siempre, en términos que se entiendan, reconocer qué aporta el sacramento al proyecto de amor, porque si no hay un cimiento, el compromiso se fundamenta en sentimiento, en una pasión, y eso es inestable”.

Asimismo, recordó las palabras del papa Francisco en las que afirma que “el matrimonio es una verdadera vocación que exige discernimiento, oración y maduración”. Explicó que es un camino que hay que aprender y caminar: “No es sencillo, pero para eso está la gracia de Dios y la compañía de la Iglesia”. Y anunció que la Conferencia Episcopal publicará a finales de 2019 un itinerario de formación y acompañamiento de novios.

Antes de concluir recordó cuatro fake news sobre el matrimonio, en las que los cristianos no deben caer. La primera, ‘el amor es ciego’: “Esto no es real, necesito conocer al otro tal y como es”, dijo. La segunda, ‘lo importante es estar enamorados’; más bien, señaló, “lo importante es comprometerse a amar”. La tercera, ‘el amor es placer y bienestar’: explicó que conlleva ciertamente placer y bienestar, pero que también requiere “mucho sacrificio”. Y cuarta, ‘el amor es espontáneo’; de esta última quiso recalcar que “no es lo mismo virtud que espontaneidad: el amor mueve a la voluntad y es consciente de lo que hace”.

Dos sesiones y tres paneles en torno al noviazgo

El profesor Juan José Pérez-Soba, del Pontificio Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia (Roma), abrió el curso el martes, 17 de septiembre, con la ponencia “Conversación junto al pozo. Cómo hablar de fidelidad al emotivista postmoderno”. En ella desarrolló una reflexión sobre los afectos: sus distintos niveles, su carácter intencional y el modo en que se enmarcan en la identidad narrativa de la persona. Para la Iglesia, el modo en que Cristo se acerca a la samaritana sigue siendo un modelo de evangelización.

“El amor entre el S.XX y el S.XXI” centró el primer panel del encuentro. Estuvo moderado por Miguel Brugarolas, profesor de la Facultad de Teología, y contó con la participación de Pablo Pérez, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, y Jokin de Irala, profesor de la Facultad de Medicina.

El segundo panel recogió “Algunas experiencias en torno a la preparación para el matrimonio”. En ella intervinieron José María Marín, de la parroquia San Manuel González, de San Sebastián de los Reyes; David Martínez, de la parroquia Santa Eulalia de Badajoz; y Rafael de Tomás, de la diócesis de Getafe. Cada uno de ellos expuso distintas experiencias, que dieron lugar a un animado diálogo con los asistentes. Se puso de relieve, de muy distintos modos, la importancia de las familias y de la amistad para que el Evangelio del amor y la familia pueda alcanzar a los jóvenes.

Por la tarde, Mons. Mario Iceta, obispo de Bilbao, presidió la concelebración eucarística con 90 sacerdotes en el Seminario Internacional Bidasoa y, tras una agradable cena, estuvo con ellos de tertulia.

La mañana del día 18, el tercer panel se centró en “Ayudar a construir la capacidad de amar”. Lo moderó Daniel Granada, profesor de la Facultad de Teología, e intervinieron Marta Pedraz, médico psicoterapeuta y orientadora familiar, y Jesús Higueras, párroco de Sta. Mª de Caná, de Pozuelo de Alarcón. Desde perspectivas distintas, afrontaron la importancia de acompañar a los jóvenes en su noviazgo, ayudándoles a conocerse, a reconocer el Amor en que descansa su vida, y a afrontar el futuro con una actitud abierta y comunicativa.

En las Jornadas hubo mucho tiempo y lugares para el diálogo, para intercambiar experiencias, dificultades y proyectos. Hoy, más que nunca, el Evangelio del amor y la familia está llamado a llenar de luz la vida de muchas personas.