La obsesión de algunas personas sobre su salud y el culto al cuerpo lleva siendo objeto de estudio desde hace varias décadas. Los trastornos en la conducta alimentaria han hecho saltar las alarmas entre los expertos en salud, que tratan de ofrecer una visión diferente a la que se fomenta en la sociedad actualmente. El reto al que se enfrentan estos expertos consiste en establecer una correcta hoja de ruta que indique cómo tiene que afrontar una persona su peso y hábito alimentario.

Este ha sido uno de los temas de la XI Edición del Seminario de Comunicación y Salud que empieza otro capítulo en este 2014, bajo el título "Hacia la convergencia de una extraña pareja". La profesora del Grado en Nutrición de la Universidad de Navarra, Susana Santiago, explicó el pasado jueves 16 de enero los trastornos del comportamiento alimentario. El día anterior, los encargados de descorchar el seminario habían sido Alejandro Navas y José Javier Sánchez Aranda, ambos profesores de la Facultad de Comunicación de la Universidad.

Aunque los casos de anorexia y bulimia nerviosas son los trastornos mejor descritos, es cada vez más frecuente ver noticias acerca de "otros trastornos" como vigorexia, ortorexia o pregorexia, a pesar de que de momento no han sido reconocidas como entidades clínicas.

Esta "obsesión por la delgadez y por tener un cuerpo musculoso" puede alcanzar límites insospechados, y según dijo la profesora Santiago, pueden conllevar serias alteraciones, como una distorsión de la auto-imagen corporal, así como la incapacidad para reconocer la excesiva pérdida de peso ni los riesgos que conlleva para la salud. Todo un cúmulo de "alteraciones psicológicas" que pueden afectar enormemente a la persona y a su entorno.

Los jóvenes tienen factores en común en estos trastornos alimentarios

Como caso curioso, son muchos los factores que pueden influir en la aparición de este tipo de trastornos, tanto personales (falta de autoestima, miedo a madurar, pubertad precoz o antecedentes de sobrepeso), como familiares (sobreproteccón, conflictos y falta de comunicación). La preadolescencia y la adolescencia son etapas más vulnerables, sobre todo en ámbitos relacionados con el mundo de la moda o de ciertas actividades deportivas que exijan un control riguroso del peso o la imagen.

Los medios de comunicación en el mundo de la salud

No podía faltar el papel que juegan los medios de comunicación en el área de la salud. La profesora Santiago se mostró crítica sobre el tratamiento que se le da a las noticias en este ámbito. "En ciertos aspectos, los medios de comunicación han hecho un flaco favor como vehículo de mensajes imprecisos en relación con los conceptos de peso saludable o sobre el tratamiento de la obesidad por parte de profesionales y bajo supervisión. Se está mandando un mensaje que no es el real", comentó Susana Santiago, aludiendo a la distorsión de los medios respecto a temas que son delicados. "La obesidad no puede ser objeto de espectáculo", apuntó la profesora Santiago, mientras comentaba ejemplos de programas de televisión que tratan con poca delicadeza este tipo de temas.

Tampoco queda de lado la prensa, que según Susana Santiago en ocasiones "suele pecar de sensacionalismo, superficialidad y cierta falta de rigor a la hora de divulgar noticias relacionadas con los trastornos de la conducta alimentaria". Por otro lado, comentó que este tipo de noticias no suelen aparecer en las secciones de salud , sino en las secciones de sociedad o de sucesos, y apenas ofrecen información sobre "estadísticas y datos globales o cómo prevenirlos o tratarlos".

Sin embargo, no hay que olvidar que los medios de comunicación también son "una herramienta clave para la prevención de los trastornos de la conducta alimentaria", desde el punto de vista de regular horarios protegidos para los jóvenes de ciertos mensajes publicitarios, así como de promocionar mensajes positivos en relación con hábitos alimentarios y estilos de vida saludables.

Además, la profesora señala que aunque se están haciendo grandes esfuerzos en materia de educación para la salud en este tema, todavía hay que seguir trabajando. Este trabajo radica en relación con la regulación  de las redes sociales o páginas webs que hacen apología de estos trastornos, publicidad sobre alimentos, productos dietéticos y dietas milagro, la promoción de estilos de vida saludables en el entorno escolar y familiar, así como la regulación del tallaje de la ropa, para que se ajuste a la situación real de la población juvenil.