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"Los conventos configuran la historia y la intrahistoria de una ciudad"

Continúa el ciclo "La Pamplona conventual" con la participación de los padres Tarcisio de Azcona e Ildefonso Moriones

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El P. Ildefonso Moriones, O.C.D. y el P. Tarcisio de Azcona, O.F.M. Cap. en el Civivox Condestable.
FOTO: Manuel Castells
21/02/14 09:12 Fina Trèmols

La Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro  contó, para la segunda sesión del Ciclo "La Pamplona conventual", con dos referentes del franciscanismo y del Carmelo Teresiano: los padres Tarcisio de Azcona e Ildefonso Moriones, respectivamente.

El Padre Tarcisio de Azcona (Valle de Yerri, 1923) explicó el franciscanismo y su temprano asentamiento en Pamplona, que data de 1230. Se detuvo en cada uno de los tres conventos franciscanos de la ciudad. Primero fue el de San Pedro de Rivas, extramuros. Posteriormente los frailes se trasladarían al interior de la ciudad, donde permanecieron hasta la desamortización. El viejo edificio de la Plaza de San Francisco se destinó entonces para escuelas públicas. En Navarra  también contaron con casas en Tudela, Olite, Tallafa y Viana.

El segundo referente fue el convento de clarisas de Santa Engracia, que  se encontraba en un paraje de campos y huertas. Así se ve en un mapa de 1719 diseñado por los militares. Fue el primero de clarisas fundado en Europa fuera de Asís y representó la presencia femenina en la capital navarra. Fue derribado  a finales del s. XVIII y las monjas buscaron acomodo en Pamplona, pero no lo encontraron, por lo que se trasladaron a Villaba y, definitivamente, a Olite. Por último se detuvo en el Convento de la Inmaculada de capuchinos, ubicado extra muros, entre La Magdalena y la Rochapea.

"Los capuchinos son un dechado de pobreza radical con una inquebrantable cercanía al pueblo. Sus conventos han configurado la historia de la ciudad de Pamplona. Son testigos de su intrahistoria, de su Patrimonio y Arte", aseguró el Padre Tarcisio.

Por su parte, el Padre Ildefonso Moriones (Liédena, 1937), Postulador General de los Carmelitas Descalzos hasta el año pasado, contó cómo surgió el Carmelo en Pamplona, que llegó en el S. XIV y estuvo muy presente en la historia de la ciudad hasta el S. XIX. Así tenemos la denominación de la calle del Carmen. 300 años después llegan los Carmelitas Descalzos.

Explicó que en 1571 ingresó en el convento de Medina del Campo la hermana Catalina de Cristo. En 1581 se trasladó a Soria; allí Sta. Teresa le dirigió una carta fechada el 15 de septiembre de 1582 (la Santa falleció el 4 de octubre de ese mismo año). En ella instaba a Catalina de Cristo a fundar en la capital navarra siempre y cuando dispusiera de una renta. Pocos de los asistentes al ciclo sabían que Pamplona estaba tan dentro del corazón y de las ansias de evangelización de la Santa de Ávila. Catalina de Cristo, junto con otras cinco religiosas, llegaba a Pamplona el 8 de diciembre de 1583 y poco más tarde salía como fundadora del Carmelo barcelonés.

El próximo miércoles 26 de febrero Ricardo Fernández Gracia, director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro, disertará sobre "Las artes al servicio de las devociones conventuales pamplonesas".

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