"Un 80% de los trastornos por déficit de atención e hiperactividad tiene origen genético"
El tratamiento farmacológico debe combinarse con la educación a los padres y el apoyo escolar
El 5% de los niños en edad escolar padece trastorno por déficit de atención e hiperactividad, afirma César Soutullo, psiquiatra de la Clínica Universidad de Navarra . "Se trata de un trastorno de origen cerebral que afecta al sistema ejecutivo, la zona que se activa cuando se requiere atención, por ejemplo. No es producto de una mala educación de los hijos, ni del propio niño, ni de las prisas. Tampoco es una moda ni un invento reciente", aseguró el experto en el marco del Aula de Salud, una iniciativa que organiza Diario de Navarra en colaboración con el CIMA de la Universidad de Navarra para divulgar temas de interés sanitario.
"Esta alteración provoca que el niño tenga niveles inapropiados de atención o hiperactividad para su edad. Normalmente, los síntomas suelen aparecer antes de los siete años y provocan dificultades significativas en dos o más áreas: familia, colegio, etc.", indicó.
En cuanto al origen, entre el 70% y el 80% de la causa es genética, según declaró el especialista de la Universidad de Navarra. "Cuando uno de los padres tiene TDAH –añadió- el riesgo de que un hijo sufra este trastorno es del 40%". No obstante, también influyen otros factores: problemas durante el embarazo y parto, el tabaco durante el embarazo -que multiplica por tres el riesgo-, el alcohol o el bajo peso al nacer".
El Dr. Soutullo puntualizó que el 80% de los pacientes responde al tratamiento con medicación (metilfenidato y atomoxetina): "Es seguro y eficaz. Suple el déficit de neurotransmisores y propicia que parte del cerebro se active". Si bien apostó por combinarlo con la educación a los padres y el apoyo escolar. En esta línea, desaconsejó terapias como las hierbas, las dietas especiales sin azúcar, los ejercicios físicos específicos, la musicoterapia o el psicoanálisis, cuya eficacia no cuenta con evidencia científica.
Por último, César Soutullo subrayó el riesgo de no tratar este trastorno, ya que puede desembocar en fracaso escolar, baja autoestima, aislamiento, trastorno negativista-desafiante, ansiedad o depresión.