2015_11_23_ FECLES noticia_El problema básico en las relaciones entre ciencia y fe: el origen del Universo y la Creación
El problema básico en las relaciones entre ciencia y fe: el origen del Universo y la Creación
Seminario del Grupo de Investigación Ciencia, Razón y Fe
Francisco González de Posada, catedrático de Física de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y miembro de la Real Academia Nacional de Medicina, dirigió el seminario de noviembre del Grupo de Investigación Ciencia Razón y Fe (CRYF) de la Universidad de Navarra.
Comenzó precisando el significado de lo que se puede entender como problema: aquello que carece de solución y señaló los que, desde su punto de vista, pueden considerarse los problemas fundamentales para el ser humano. En el ámbito científico-filosófico son: el universo, el hombre, Dios, el conocimiento y la vida, todos ellos objeto de estudio desde la antigüedad (presocráticos) pero aún presentes en las investigaciones científicas de hoy.
En lo que se refiere al problema del universo, explicó que la cuestión se plantea en cuanto al concepto mismo —qué se entiende por universo—, y cuál es su origen. Hasta Einstein se utilizaba la palabra universo en referencia a "todo" lo que existe, se trataba de una concepción totalitaria del término: el universo es todo lo que es, todo lo que existe. A partir de la teoría de la relatividad y la constatación de su expansión permanente, se introduce una concepción dinámica del universo como aquello que continuamente se está haciendo, que conlleva la imposibilidad —desde el punto de vista científico— de un perfecto conocimiento del mismo, la imposibilidad de saber "cómo" es.
Respecto al origen del universo, hizo una rápida presentación del recorrido histórico en las investigaciones científicas hasta llegar al que se considera el modelo cosmológico más comúnmente aceptado: el del Big Bang. Este no es el único pero, en palabras del ponente, es una "hipótesis harto plausible sin la cual no podemos explicar prácticamente nada y con la cual podemos explicarlo casi todo". En consonancia con lo ya dicho anteriormente respecto a la imposibilidad de un conocimiento completo del universo, llamó la atención sobre el estado actual de la ciencia que carece de herramientas físico-matemáticas para describir la singularidad inicial que, según la teoría del Big Bang dio origen al universo actual.
En cuanto a las implicaciones filosóficas y teológicas del Big Bang hizo referencia a las disputas originadas entre quienes pretenden usar este modelo como justificación científica de la necesidad de un creador —la intervención de un agente externo que, en un instante inicial, hubiera puesto en marcha todo el proceso— y quienes se niegan a admitir su existencia.
En el coloquio posterior se mencionaron otros modelos cosmológicos propuestos actualmente por la ciencia en los que no se requiere un instante inicial en el que comienza el universo, si bien es verdad que éstos no están aun corroborados experimentalmente y, en este sentido, solo pueden admitirse como hipótesis. Al referirse a la concepción de Dios habló de lo que podrían denominarse atributos cósmicos: omnipotencia, omnisciencia, eternidad y poder creador. Entendiendo que no cabe una interpretación literal de la narración que hace el Génesis sobre la creación, destacó que la referencia a un séptimo día en el que Dios descansa indica una perfección en la obra creadora como tarea perfectamente terminada y afirmó que esta imagen de Dios es perfectamente compatible con la imagen que la física da hoy del universo.