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Inmaculada Alva: «El tesón y la constancia de Piedad de la Cierva son un ejemplo para las jóvenes de hoy»

La historiadora Inmaculada Alva ofrece una mirada profunda sobre el legado de Piedad de la Cierva, científica pionera y ejemplo de perseverancia para las jóvenes de hoy. Alva destaca la relevancia de su trayectoria y los valores que inspiran esta muestra, ante la próxima inauguración de la exposición organizada por el Centro de Estudios Josemaría Escrivá, «Piedad de la Cierva: pionera, visionaria y científica», que tendrá lugar en el vestíbulo de la Biblioteca Central.

18 | 11 | 2024

Del 19 de noviembre de 2024 al 14 de marzo de 2025, la Biblioteca Central de la Universidad de Navarra acogerá la exposición «Piedad de la Cierva: pionera, visionaria y científica». Organizada por el Centro de Estudios Josemaría Escrivá, la muestra cuenta con el apoyo del Gobierno de Navarra, que la ha financiado a través del programa Cosmos 2024, y tiene como objetivo rescatar la memoria de Piedad de la Cierva, cuyo legado sigue siendo una fuente de inspiración para las nuevas generaciones.

La exposición se inaugura con una mesa redonda, titulada Mujeres que inspiran, el martes 19 de noviembre a las 12:00 en el vestíbulo de la Biblioteca Central de la Universidad de Navarra. Este evento reúne a Inmaculada Alva (UN), Sergio Barbero (CSIC), Gurutze Pérez (UPNA) y Ana Rouzaut (UN), para hablar de mujer, ciencia y tecnología, un tema fundamental en la vida de Piedad de la Cierva.

La exposición, diseñada por Carlos Bernar y Juan Luis Roquette, recrea el ambiente de investigación de mediados del siglo XX y sumerge al visitante en un entorno inspirado en el funcionalismo tecnológico europeo y americano, destacando los materiales y objetos propios de la ciencia, el laboratorio y la energía. Esta instalación pretende resaltar la importancia de Piedad de la Cierva y el valor de su trabajo científico.

En este contexto, tuvimos la oportunidad de entrevistar a la historiadora Inmaculada Alva, quien ha reconstruido la biografía y trayectoria de esta pionera de la ciencia española.

¿Qué motivó a Piedad de la Cierva a seguir una carrera científica en una época en la que pocas mujeres lo hacían?

El padre de Piedad tuvo un papel crucial en su motivación para estudiar ciencia. Él creía que el siglo XX era el siglo de las mujeres y se empeñó en darle a su hija una educación igual a la de los varones. Para ello, contrató profesores particulares para asegurar su formación. Piedad siempre recordaba cómo se enamoró de la ciencia gracias a las clases de física y química de uno de sus profesores. 

Desde ese momento, tuvo claro que quería dedicarse a la química. Aunque su padre quería que Piedad estudiara farmacia, ella prefería la investigación, pues no le atraía la idea de trabajar en una tienda. Además, como persona creyente, Piedad veía en la ciencia una forma de contemplar las maravillas de Dios, lo cual también la inspiraba profundamente en su vocación científica.

¿Podría compartir algún logro específico que haya marcado la influencia de Piedad de la Cierva en el ámbito científico?

En España, Piedad de la Cierva fue pionera en los estudios sobre radiación artificial; su tesis se centró en este tema. Para profundizar, se formó en el Instituto Niels Bohr en Dinamarca, donde tuvo la oportunidad de conocer a figuras de gran prestigio y trayectoria. Piedad tenía planeado impulsar un centro de este tipo en España, pero este proyecto se interrumpió con la Guerra Civil.

Otro de sus logros más importantes fue su trabajo en el vidrio óptico. Aunque no lo inventó, logró un avance significativo al impulsar la industrialización de este material en España. Hacia mediados de la década de 1940, había pocos países donde se industrializaba el vidrio óptico. Tras especializarse en Estados Unidos, regresó a Madrid y formó un equipo de trabajo compuesto por cuatro químicos, una asistente de laboratorio y cinco operarios. Con el primer horno de ensayos construido, empezaron a obtener el vidrio óptico que, según lo que detalla Piedad en sus memorias, tenía un nivel de pureza casi total. 

La creación de un ladrillo refractario también fue una innovación notable. Inspirada en estudios internacionales y en recuerdos de su infancia, cuando veía bloques de hielo envueltos en cáscaras de arroz para mantenerlos aislados, Piedad comenzó a investigar las propiedades refractarias de este material. Junto a Guadalupe Ortiz de Landázuri, desarrolló un ladrillo refractario utilizando cáscaras de arroz, ideal para su uso en calderas. Aunque hoy existen alternativas modernas, en su momento fue una solución innovadora.

¿Cuáles fueron los principales desafíos que afrentó Piedad a lo largo de su trayectoria científica?

El primer gran desafío fue demostrar su valía en un ámbito dominado por hombres. Mientras a sus colegas se les reconocía como científicos competentes desde el inicio, ella tuvo que esforzarse constantemente para que su talento fuera valorado. Sin embargo, con el tiempo, sus logros hablaron por sí mismos, siendo reconocida con premios extraordinarios en sus estudios.

En cuanto a discriminación, no la sufrió de forma continua, aunque sí hubo momentos puntuales en su carrera donde lo experimentó. Fue siempre un reto moverse con naturalidad y profesionalismo en ese ambiente.

Otro desafío importante fue la falta de bibliografía y recursos en sus áreas de investigación. En cada proyecto, Piedad tenía que recopilar y estudiar toda la información posible, algo que le supuso un gran esfuerzo para realizar ensayos científicos con un conocimiento limitado. Pero fue su constancia lo que le abrió muchas puertas, como su posición en el Instituto de Óptica y en la Marina.

Pese a lo desalentador que puede ser el proceso científico, en el que muchas veces no hay garantías de éxito, ella nunca se rindió. Era infatigable, meticulosa y, a pesar de la frustración inherente a los ensayos y la experimentación, siguió adelante, convirtiéndose en una científica ejemplar.

¿Cómo eran vistas y tratadas las mujeres en el ámbito académico y de investigación en España durante el siglo XX?

Durante la época en la que Piedad desarrolló su carrera, las mujeres apenas comenzaban a abrirse paso en estos entornos y, en muchos casos, su presencia no era bien acogida. Se dudaba de su capacidad para llevar a cabo trabajos científicos, pues predominaba la idea de que lo propio de una mujer era casarse y dedicarse casi exclusivamente al hogar. Las pocas mujeres que no seguían este camino y se dedicaban a la ciencia eran vistas como una rareza. A pesar de esta mentalidad, Piedad encontró profesores que la apoyaron y creyeron en su talento, pero eso no era común.

En cuanto a las oportunidades reales, las mujeres que querían hacer carrera académica lo tenían extremadamente difícil. Por ejemplo, la primera cátedra femenina en España no se consiguió hasta 1953 en el área de Pedagogía. Antes de eso, las mujeres solían trabajar como auxiliares de cátedra, con salarios inferiores a los de sus compañeros hombres. En el caso de Piedad, en 1940 se presentó a unas oposiciones para cátedra, pero existía un acuerdo tácito de que el puesto no sería para una mujer. Las actas del tribunal reflejan cómo se minusvaloraron sus méritos, mencionando que muchas de sus publicaciones eran en colaboración, lo cual –según ellos– mostraba falta de creatividad y autonomía. Sin embargo, había colaborado con figuras de renombre, como George von Hevesi, premio Nobel de Química, lo que realmente añadía valor a su trayectoria.

Actualmente, estoy trabajando en ejemplos y semblanzas de mujeres que han integrado ciencia y fe en sus vidas. He publicado en internet más de cien semblanzas biográficas de científicas, muchas de ellas se encuentran en Religión en Libertad, en la revista Ecclesia y la Cope.

Hace un par de años atrás, el Gobierno de Navarra me pidió escribir sobre María Josefa Molera Mayo, una científica navarra pionera en el estudio de la fórmula de la Coca Cola y experta en combustión, quien pasó toda su vida dedicada a la ciencia y fue la primera científica navarra de la historia. Su biografía será parte de una colección de libros dedicada a destacar figuras femeninas influyentes en la ciencia.

El Centro de Estudios Josemaría Escrivá (CEJE), donde trabaja como investigadora, está organizando una exposición sobre Piedad de la Cierva. ¿Qué motivó la elección de esta figura para llevar adelante la muestra?

Piedad de la Cierva es una mujer pionera en su época, tanto en la ciencia como en su compromiso con su vocación en el Opus Dei, y su vida refleja dos valores. Por un lado, fue una mujer que desarrolló todo su potencial en un ámbito dominado por hombres, y por otro, vivió con gran convicción su vocación en el Opus Dei, integrando de manera plena su amor por la ciencia y su fe.

Una reflexión que ella misma dejó en sus memorias captura bien esta elección: al preguntarse si Dios le pedía más, se resistía porque amaba profundamente su trabajo en la ciencia. Pero en su encuentro con el Opus Dei comprendió que ambos amores, su vocación científica y su amor a Dios, podían convivir y complementarse. De hecho, descubrió que haciendo ciencia podía también amar a Dios. Esta integración de fe y trabajo científico es un valor central del Opus Dei y una inspiración para el CEJE, por lo que creemos importante destacar su figura en estos dos sentidos.

¿Qué impacto esperan que tenga esta exposición en la comunidad universitaria y en el público en general?

Creo que tendrá un impacto muy positivo. Es fundamental que la exposición tenga una buena difusión, porque Piedad de la Cierva, al igual que otras científicas de su época, está empezando a ser reconocida. Darle protagonismo a figuras como Piedad, y a otras mujeres que también hicieron contribuciones valiosas, ayudará a que más personas se interesen por su historia.

Además, esta exposición ayuda a romper los prejuicios que han hecho creer que las mujeres no tuvieron un papel relevante en la ciencia hasta los años 80. Piedad, como otras mujeres que lucharon en un entorno difícil, demuestra que las mujeres han sido parte activa de la ciencia, a pesar de las barreras.

Por último, espero que inspire muchas vocaciones científicas. Considero que el tesón y la constancia de Piedad de la Cierva son un ejemplo para las jóvenes de hoy. Con esta muestra, además de dar a conocer su figura, queremos transmitirles que, como Piedad, pueden lograr grandes cosas si perseveran y se dedican con entusiasmo a lo que aman.

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