Mejorar los estilos de vida para lograr un bienestar saludable
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, la Facultad de Farmacia y Nutrición organizó una mesa redonda con distintos expertos para abordar temas como la alimentación, el envejecimiento o la actividad física
“Solo un 7% de la variabilidad está explicada por los genes, por lo que es más importante todo lo demás que podamos hacer en beneficio de nuestra salud”. Es el argumento que utilizó el Dr. Mikel Izquierdo, catedrático del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), durante la mesa redonda “Estilos de vida y bienestar saludable". El acto, organizado por la Facultad de Farmacia y Nutrición a propósito del Día Mundial de la Alimentación, contó también con la participación del Dr. Miguel Ángel Martínez, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, y la Dra. Alicia Huarte, especialista en Foniatría y Audiología de la Clínica Universidad de Navarra.
“Está demostrado que podemos alcanzar una máxima expectativa de vida, entorno a los 120 años. Sin embargo, el problema aparece en los años libres de enfermedad, porque gran parte de esos años ganados gracias al avance científico y la calidad de vida llevan asociadas enfermedad, discapacidad, dependencia”, explicó Izquierdo. Por ese motivo, el especialista en prescripción de ejercicio físico para la mejora de la salud y calidad de vida apostó por la actividad física como base para un “envejecimiento saludable” y reducir, así, los riesgos cardiovasculares. Añadió que la inactividad física es responsable de 3 millones de muertes en el mundo y hasta 37 enfermedades claramente definidas. “Por eso, se puede concluir que mucho gasto sanitario está explicado por la inactividad física de la población”.
Frente a esta realidad, señaló que investigaciones publicadas en revistas internacionales han evidenciado que “la fuerza de brazos y piernas tiene una distribución similar a la de los indicadores tradicionales (tensión arterial, glucosa…) que miden los sistemas sanitarios”, lo que sitúa la actividad física como base para reducir enfermedades y el riesgo de mortalidad.
Los beneficios de una correcta alimentaciónPor su parte, Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, destacó la importancia de una correcta alimentación. “Estamos ante una pandemia de obesidad sin precedentes. Cada nueve segundos una persona muere por diabetes y es una enfermedad que padecen una de cada once personas en el mundo”. Para hacer frente a esta situación Martínez aludió a la necesidad de poner el foco, no tanto en los factores de riesgo que desencadenan patologías cardiovasculares, sino más bien en los determinantes de dichos factores, “donde un patrón alimentario de calidad tiene un papel importante”.
El experto puso el acento en la dieta, la actividad física y evitar el tabaco como la base para mejorar el estilo de vida. “Tenemos un patrón alimentario -la dieta mediterránea- que se puede aplicar y que funciona. De hecho, en España lideramos los ensayos en marcha a nivel mundial en alimentación para cambiar los patrones alimentarios de miles de personas en beneficio de su salud”.
“Durante los últimos tres años se ha reducido de forma consecutiva la esperanza de vida en EEUU, y las previsiones de sobrepeso y obesidad para el futuro son desalentadoras”, sentenció. “¿Hay algún Sistema de Salud que pueda soportarlas? Por eso debemos dedicar nuestros esfuerzos a la prevención”.
El impacto social de la buena saludLos expertos coincidieron en que la labor de prevención no solo reporta beneficios físicos en la población, sino que se extienden a un contexto más amplio. La Dra. Alicia Huarte detalló las ventajas de un envejecimiento saludable desde su campo de estudio, la hipoacusia. Así, analizó el impacto social y emocional que tiene en la salud una actuación temprana, que limita mucho menos a la persona y le permite mantener su calidad de vida. Además, destacó el aspecto económico de incidir en la prevención de las patologías sufridas por las personas mayores, que reduce los costes sanitarios al tiempo que reduce el riesgo cardiovascular.