“No se puede garantizar la sostenibilidad ni una transición energética justa si no aseguramos el suministro y la competitividad”
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, clausuró la Green Week de la Universidad y afirmó que la crisis de Ucrania ha acelerado la necesidad de una visión sostenible de la energía
25 | 03 | 2022
“No se puede garantizar la sosteniblidad ni una transición energética justa si no aseguramos el suministro y la competitividad. Debemos, por principios morales, posibilitar que todo el mundo tenga acceso a la energía y contar con un mercado que genere empleo”. Con estas palabras, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, impartió la sesión de clausura de la Green Week, organizada por la Universidad de Navarra, en colaboración con Campus Home.
Imaz afirmó que el reciente conflicto entre Ucrania y Rusia “ha acelerado esta reflexión sobre la necesidad de una visión sostenible de la energía”. “Necesitamos ambición para reducir las emisiones de CO2, pero tenemos que compatibilizar este objetivo con una seguridad de suministro y una energía a precios razonables y competitivos para que los consumidores y las industrias puedan pagarlos. Para esto es importante diseñar una transición justa en la que las diferentes energías tengan que convivir durante unos años”, señaló.
En esta línea, Imaz abogó por adoptar medidas para descarbonizar la economía y apostar por las renovables, además de descarbonizar los líquidos con biocombustibles, “pero también asegurar que somos capaces de producir un petróleo y un gas que vamos a necesitar a lo largo de los próximos años de una manera razonable y a precios asequibles para la sociedad”, incidió.
Josu Jon Imaz lamentó que muchas de las medidas que la Unión Europea y los organismos internacionales van a determinar ahora no van a tener su efecto hasta dentro de unos años. Entre otras, citó la adecuación de infraestructuras para conducir gas natural por la Península Ibérica desde Argelia o propiciar que España pueda recibir gas de Norteamérica en las plantas de regasificiación que hay en la costa española. “Son medidas que van a necesitar mucho tiempo y que habría que haberlas tomado hace dos, tres o cuatro años”.
Imaz insistió también en una reforma con inmediatez del mercado para que no todas las fuentes de generación eléctrica, muchas de ellas siguen teniendo costes bajos, tengan que estar cobrando y facturando al consumidor el precio elevado que está marcando la electricidad generada con gas natural. “Creo que una reforma temporal, acotada en el tiempo, para no romper el principio de seguridad jurídica, es absolutamente necesaria para los consumidores y para la competitividad de las industrias. No podemos permitir que haya personas que no puedan pagar el recibo de la luz en casa y que haya industrias que tengan que parar porque no pueden pagar sus costes energéticos”.
Acompañado por el director de la cátedra de Transición Energética Fundación Repsol-Universidad de Navarra, Tomás Gómez Acebo; y el decano de la Facultad de Derecho, Jorge Noval, Josu Jon Imaz abordó algunos de los retos a los que se enfrenta el mundo para garantizar y sostener el desarrollo económico y el equilibrio social sin hipotecar el futuro de las siguientes generaciones para que éstas puedan desarrollar el suyo propio.
Unos retos que resumió en siete claves y que pasan, entre otros, por la citada seguridad de suministro, la descarbonización, entendida no como electrificación sino por la apuesta por nuevas tecnologías; por encontrar la ruta más eficiente para reducir toneladas de CO2; o por descarbonizar hidrocarburos transformando los centros industriales. Habló también de huella global e instó a corregir aquellas medidas que favorecen el cierre de productores locales para terminar importando materias primas, cuya producción es menos eficiente en materia energética; de la apuesta por la economía circular y el reciclado de plástico.
En palabras de Josu Jon Imaz, esta transición energética necesaria tiene que ser justa, para que su impacto social y territorial sea mínimo y no haya perdedores, “de lo contrario va a haber muchos sectores que se van a ver agredidos”; y competitiva, para conseguir una transición basada en nuestras capacidades industriales y tecnológicas y al menor coste social posible, “sin apriorismos o sesgos de unas tecnologías o fuentes energéticas sobre otras. Una transición energética en la que apostemos más por la tecnología que por la ideología”, concluyó.