“Es una alegría estar con los niños, tienen mucha ilusión. Han sido ellos quienes nos han enseñado el Museo y explicado las obras”
Palmira es una de las 40 personas mayores que han participado esta semana en el primer campamento intergeneracional del Museo
A lo largo de esta semana, pequeños y mayores han compartido numerosas experiencias alrededor del arte en el Museo. 30 niños y niñas, sus abuelos y personas mayores de las Residencias Amma Mutilva y Amma Oblatas y de los centros de día del Ensanche y de Pío XII han participado en las actividades. “Es una alegría estar con los niños, tienen mucha ilusión. Han sido ellos quienes son han enseñado el Museo y explicado las obras” ha explicado Palmira, una de las personas mayores que han participado en el campamento. Se pretendía conseguir beneficios mutuos para ambos colectivos, como tener una visión más positiva de las personas mayores, fomentar un mayor sentido de responsabilidad en los pequeños, o favorecer la autoestima y la motivación a todos.
El lunes los participantes más jóvenes recorrieron las salas expositivas para conocer la colección del Museo. Allí descubrieron a Tàpies, Picasso, Rothko y Oteiza entre muchos otros artistas. Al día siguiente, fueron ellos quienes guiaron a los abuelos por el Museo y donde les explicaron las obras expuestas y su particular visión sobre ellas. Chloé, al ver la obra Sin título de Mark Rothko aseguró ver “energía en el color naranja y amor en el rojo”. Los mayores, por su parte, quedaron maravillados ante la profundidad de la obra Fraile Franciscano de Jorge Oteiza. “Nos han explicado que el hueco que hay en la escultura, en la zona del corazón, tiene que ver con que el franciscano ha puesto su corazón en los demás”, contó María Josefa.
Los niños y niñas escogieron para su grupo el nombre de “expertos” para demostrar a sus mayores que ellos también sabían muchas cosas. Pero en Ayudo a mi abuelo, mi abuelo me ayuda a mí, los dos grupos decoraron las hojas de un árbol de cartón con lo que habían aprendido unos de otros a lo largo de sus vidas.
A través del dibujo los niños y niñas ayudaron a las personas mayores con problemas de memoria a recordar la casa de su infancia, su primera bicicleta y otros recuerdos. Los participantes de edad avanzada trataron de explicar a los niños y niñas sus recuerdos para que ellos pudieran dibujarlos. Todos esos dibujos se utilizaron para crear un mural colaborativo.
“¡La experiencia ha sido genial!” gritaba Rufino, un niño de 9 años natural de Obanos, “las visitas han sido muy especiales. He aprendido a que hay que tratar muy bien a las personas mayores porque quieren ser felices en sus últimos días”. Ante la pregunta de si pensaba si les había ayudado o no durante esta semana aseguró “¡Sí! Ayudé a Conchita a pintar porque no lo hacía muy bien y al final se llevó nuestro dibujo como recuerdo. Además, creo que lo hice muy bien porque otro de los abuelos me dio la paga”.
El campamento, diseñado por el Museo y la Facultad de Educación y Psicología, ha sido atendido por un total de 8 monitoras y monitores, estudiantes voluntarios pertenecientes a diferentes Facultades de la Universidad de Navarra, principalmente de la Facultad de Educación y Psicología, además de las de Económicas y Filosofía y Letras.