80 años de «La Abadesa de las Huelgas»: san Josemaría Escrivá y su legado histórico-jurídico
En 1944, san Josemaría Escrivá publicó 'La Abadesa de las Huelgas', una obra menos conocida por el público general, pero divulgada y apreciada en el ámbito de la historia del derecho y en los estudios históricos sobre la mujer. En el octogésimo aniversario de su publicación, el Centro de Estudios Josemaría Escrivá entrevistó a una de las coautoras de la edición crítico-histórica del libro, la profesora María Blanco, de la Universidad de Navarra.
26 | 03 | 2024
El 31 de marzo de 1944, san Josemaría Escrivá publicó su obra `La abadesa de las Huelgas´. El autor es ampliamente conocido en el ámbito espiritual. Esta obra revela su interés por disciplinas como el derecho y la historia, pues profundiza en la figura de la abadesa del Monasterio de Las Huelgas (Burgos) que ejerció jurisdicción cuasi episcopal durante siglos en un amplio territorio castellano. La abadesa, además de poseer autoridad civil sobre vastos territorios gracias a privilegios reales, ostentaba también en su dominio una potestad canónica similar a la de los obispos sobre los fieles cristianos en su dominio, salvo en asuntos que requerían orden sagrado.
Este libro arroja luz sobre un episodio histórico y, también, muestra el profundo aprecio de san Josemaría por la investigación universitaria y su constante interés por las realidades eclesiales. El lector se sumerge en el legado intelectual y espiritual del autor.
En el marco del octogésimo aniversario de la publicación de 'La Abadesa de las Huelgas', el Centro de Estudios Josemaría Escrivá entrevistó a María Blanco, coautora de la edición crítico-histórica del libro publicada en 2016. Este trabajo fue realizado en colaboración con María del Mar Martín, profesora titular de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad de Almería. Las autoras analizan el viaje biográfico emprendido por Escrivá en su investigación y establecen conexiones entre su trabajo y el mensaje fundamental del Opus Dei: la santificación del trabajo profesional.
María Blanco, catedrática de Derecho Eclesiástico del Estado en la Universidad de Navarra, es autora de cinco monografías de contenido histórico-jurídico, numerosos artículos y miembro del Comité científico de varias revistas, así como Académica Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y miembro del Comité directivo de la Consociatio Iuris Canonici Promovendo.
¿Cuál fue el interés principal que llevó a san Josemaría Escrivá a realizar un estudio sobre la abadesa del Monasterio de las Huelgas?
Durante la guerra civil española, san Josemaría decidió retomar su tesis después de llegar a Burgos tras cruzar los Pirineos. Sin embargo, debido a la guerra había perdido todo el material con el que había trabajado en años anteriores en Madrid en una investigación sobre la ordenación de sacerdotes mestizos en Hispanoamérica. Probablemente, fue entonces cuando un sacerdote, con quien se reencontró casualmente en Burgos, le sugirió que aprovechara su estancia en la ciudad para investigar sobre la jurisdicción del Monasterio de las Huelgas, que se encontraba muy cerca y donde podría acceder al material del archivo. Con esta sugerencia en mente y utilizando los documentos disponibles en el monasterio, san Josemaría decidió retomar la investigación.
Años después de haber defendido la tesis, Escrivá optó por publicar un libro sobre este tema pues conocía bien la materia. Amplió la documentación disponible y profundizó en la investigación. Finalmente, en 1944, publicó el libro 'La Abadesa de las Huelgas'.
Junto a María del Mar Martín, con quien trabajé en la edición crítica del libro, consideramos que san Josemaría, probablemente, se sintió motivado a realizar este trabajo por un motivo de ejemplaridad. En ese momento, trabajaba apostólicamente entre universitarios. A ellos les transmitía el significado de la santificación del trabajo profesional.
Pensamos que también sería un ejemplo hacía sus futuros hijos sacerdotes, a quienes iba a pedir la realización de una tesis en sus estudios eclesiásticos. En última instancia, y como se refleja en muchos pasajes, buscaba dar doctrina.
¿Cuál es la importancia de la figura de la abadesa del Monasterio de las Huelgas en el estudio del derecho canónico y en la historia eclesiástica?
La figura de la abadesa del Monasterio de las Huelgas es de gran interés en distintas áreas: la de la historia del derecho, la historia de las mujeres y, sin duda, el derecho canónico.
El Monasterio de las Huelgas fue fundado en 1187 por el rey Alfonso VIII de Castilla y su esposa Leonor de Plantagenet. Estaba destinado a acoger a hijas de nobles. Las mujeres que ingresaban en este monasterio a menudo aportaban dotes que incluían tierras y beneficios otorgados por la realeza, como exenciones fiscales. Con el tiempo, el monasterio y su jurisdicción se expandieron enormemente, abarcando vastas extensiones de tierra que iban desde lo que hoy es Cantabria hasta la provincia de Toledo.
La autoridad de la abadesa también creció con la extensión del monasterio. Originalmente limitada a la zona del convento, su influencia se extendió a medida que asumía nuevas tierras y pueblos (muchas veces donados por los reyes) y, con ellos, asumió actuaciones judiciales y administrativas en los nuevos territorios. La abadesa intervenía en la resolución de disputas y nombraba funcionarios locales, con el apoyo de la población y sin oposición significativa debido al origen real de los territorios. Curiosamente, intervenía en la resolución de conflictos originados por eclesiásticos o entre eclesiásticos.
A lo largo del tiempo, estas prácticas se consolidaron en lo que se conoce como costumbre jurídica, una forma de ley basada en un uso continuado. La autoridad de las abadesas de las Huelgas, tanto en asuntos civiles como eclesiásticos, se equiparaba a la de una reina en lo civil y a la de un obispo en lo eclesiástico; esto último en lo referido al nombramiento de sacerdotes a cargo de parroquias o la capacidad de recibir los votos solemnes no solo de las religiosas de su monasterio, sino también de un monasterio de frailes adyacente.
Es decir, la influencia de la abadesa del Monasterio de las Huelgas trascendió lo meramente eclesiástico, dejando un legado significativo en la historia del derecho y la sociedad de la época.
¿Cuáles fueron las principales aportaciones de esta investigación que realizó san Josemaría?
Desde una perspectiva técnico-jurídica, la investigación de Escrivá destaca la importancia y la fuerza de la costumbre en el ámbito del derecho canónico. La costumbre, como fuente del derecho, se manifiesta como un uso continuado por una comunidad, a menos que sea expresamente reprobado por el legislador.
El libro de san Josemaría no solo presenta un contenido histórico-jurídico significativo, sino que también a través de la pluma del autor, se desvelan un corazón que ama a la Iglesia y una cabeza profundamente cristiana. En sus páginas, resalta la importancia de la obediencia al Papa como parte fundamental de la fe cristiana. Un párrafo en particular destaca esta perspectiva cuando el autor describe cómo la abadesa de las Huelgas da noticia a sus religiosas de que el Papa, mediante la bula Quae diversa, puso fin a su jurisdicción cuasi episcopal. Escrivá lo relata así:
«Ahora justamente, en el preciso momento en que el omnímodo poder de la Abadesa se incorpora al libro de la Historia como un suceso extraordinario que no puede repetirse, aunque se halla nimbado con varios siglos de esplendor, es cuando la figura de esta Ilustrísima Señora alcanza su mayor prestigio: el que le presta su fidelidad a la Jerarquía de la Iglesia» (La Abadesa de las Huelgas, ed. Crítico-histórica, n. 54 a).
¿Cuáles son las repercusiones que ha tenido este libro en el ámbito científico y académico desde su primera edición en 1944 y sus posteriores reediciones en 1974 y 1988?
Me sorprendió gratamente descubrir que este libro se ha convertido en una referencia al tratar el tema de la mujer en la Iglesia desde una perspectiva histórica. En el ámbito de la historia, se cita ampliamente, pero lo que más me sorprendió es su preeminencia en el mundo anglosajón. Aunque algunas de estas citas pueden no ser totalmente precisas, es notable cómo el libro ha captado la atención y el interés en estos círculos académicos.
¿Cuáles fueron los principales desafíos a la hora de realizar la edición crítica del libro?
Los mayores desafíos surgieron debido a la falta de antecedentes sobre un libro de estas características. Inicialmente, parecía que había escaso material disponible, por lo que tuvimos que realizar una búsqueda exhaustiva en diversos archivos.
Entre otros, el archivo diocesano de Burgos, el de la Prelatura y el archivo personal de María Jiménez Salas en la biblioteca Tomás Navarro, perteneciente al Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC.
Repasamos, por ejemplo, los calendarios litúrgicos utilizados por san Josemaría en los años 40 para determinar sus visitas a Burgos. También leímos los diarios de los centros, especialmente los de Diego de León, donde vivía san Josemaría. Eso nos proporcionó valiosas pistas sobre sus actividades. Por ejemplo, descubrimos cómo san Josemaría había leído el prólogo del libro en un encuentro informal con estudiantes y había solicitado la opinión de los presentes. Uno de ellos, estudiante de medicina, le advirtió que había unas palabras que sonaban en verso y el autor asumió la sugerencia.
En el Monasterio de las Huelgas nos dieron amplias facilidades para acceder al archivo y examinar el libro de firmas. Con la ayuda de María Jesús Coma, una experta en el estudio de san Josemaría en Burgos, pudimos indagar también en el archivo de la clausura y disponer de la correspondencia con san Josemaría.
Por otra parte, lógicamente, tuvimos que estudiar a fondo todas las cuestiones jurídico-canónicas planteadas en el libro y analizar con rigor las opiniones doctrinales de los más afamados canonistas.
Realmente, fue un proceso muy interesante que supuso montar un rompecabezas de información dispersa y contar con la ayuda impagable de muchas personas de diversos ámbitos.