El Grupo de Investigación ‘Ciencia, Razón y Fe' y el Instituto de Antropología y Ética de la Universidad de Navarra organizaron la jornada ‘La Fe en la Universidad', con motivo del Año de la Fe.

Las tres ponencias en las que se estructuró el programa corrieron a cargo de Mons. Luis Romera, rector de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz; Leonardo Rodríguez Duplá, profesor de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid; e Ignacio López Goñi, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra.

Mons. Luis Romera comenzó su intervención con una referencia al documento que preparó Ratzinger para el Concilio Vaticano II, sobre los ‘retos del mundo moderno'. De él, Mons. Romera destacó cuatro ideas: la experiencia de la unidad de la humanidad, la técnica, la fe moderna en la ciencia y la fuerza cultural de las ideologías.

Según explicó, dichos retos continúan existiendo en el mundo actual, que se caracteriza en gran medida por la globalización, la fuerte mediación técnica en la intimidad personal y en las relaciones sociales, la fragmentación de la visión del hombre como consecuencia de la multiplicidad de saberes científicos, y las nuevas ideologías que tratan de llenar el hueco de respuestas acerca del sentido que ha dejado la ‘explosión' del conocimiento científico.

Asimismo, recordó que el entonces cardenal Ratzinger señalaba en ese momento tres grandes temas que aún continúan vigentes: el milagro del amor, la experiencia de la culpa y la necesidad de redención y el anhelo de infinito que late en el fondo del corazón humano.

La Universidad, una ‘unidad de intelectuales'

En este contexto, Mons. Romera reflexionó sobre qué es la Universidad. Apuntó que ésta debe ser universal y no puede tratarse de un mero "aglomerado de expertos", sino que debe ser una "unidad de intelectuales". Así, indicó que, si bien se requiere especialización para avanzar en el saber, también es necesaria la formación en sentido general y la interdisciplinariedad.

"En la Universidad se desarrolla una razón responsable, que sepa dar respuestas", recalcó. Para ello, señaló que es necesario desarrollar lo sapiencial (sabiduría, sofía), que se distingue de lo sectorial (ciencias, episteme). Esta apertura a la interdisciplinariedad se da en dos niveles: el de la filosofía (sensibilidad por la filosofía en cada disciplina) y el de la fe (la filosofía se abre a la sabiduría propia de la fe).

Mons. Romera expresó que la fe ayuda a plantearse preguntas y, además, da respuestas: "La fe en la Universidad  no es asumida sin más, sino que es una fe pensada".

"Que ‘la fe se hace cultura' significa que la fe orienta, inspira e incentiva la creatividad. La razón se abre a ella porque se ve impulsada a encontrar respuestas definitivas", puntualizó.

La razón, aliada del cristianismo

Por su parte, Leonardo Rodríguez-Duplá destacó dos ideas: por una parte, que la presencia de la fe en la Universidad es una exigencia que se desprende de la propia autocomprensión cristiana, de la propia identidad cristiana; y la necesidad de una presencia institucionalizada de la fe en la Universidad

Asimismo, abordó la relación entre ciencia y religión (entre razón y fe) y comparó cómo esta relación se ha pensado con frecuencia en términos disyuntivos: o libertad del conocimiento racional u obediencia amorosa a la Biblia. Es decir, o vida según la razón o vida según la Revelación.

"En cambio, el cristianismo ha mostrado siempre un interés grande por la Filosofía. Siempre ha visto la razón como aliada, no como enemiga", manifestó. En ese sentido, apuntó que precisamente es una de las características del pensamiento de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI.