Son varios los estudiantes del Grado de Medicina de la Universidad de Navarra que deciden dedicar los meses de verano a poner en práctica todo aquello que están aprendiendo a lo largo de la carrera. Una iniciativa que impulsa la propia universidad para aquellos alumnos de cuarto y quinto curso que quieran realizar prácticas en universidades u hospitales del extranjero como el Hospital Austral de Buenos Aires o Strong Memorial Hospital de Rochester, en Nueva York.

Sandra Rubio y Ricardo Oroz son dos de los más de veinte alumnos que este verano salieron de España para conocer la práctica médica en otros países. Ambos aseguran que se trata de una experiencia “única y muy recomendable”, según ha explicado Oroz. “A pesar de la cantidad de papeles y de gestiones que tuve que hacer para poder ir allá, las vacunas, los formularios, el TOEFL… aun así, valió la pena de lejos”.

Ricardo ha pasado dos meses en dos hospitales distintos, Strong Memorial Hospital de Rochester y Wake Forest. Durante ese periodo trabajó en la unidad de Oncología y Medicina Interna, la especialidad a la que quiere dedicarse en el futuro. Lo que más le llamó la atención fue el ritmo de trabajo que había en los hospitales. “Allá veías el ritmo frenético que llevaba todo el mundo caminando a toda velocidad con sus cafés en la mano. Las horas del hospital que yo trabajé eran de 8 a 6 y generalmente no parabas para comer sino que agarrabas lo que podías y seguías. Pero me encantó y no me sentí cansado ni nada por el estilo”.

Tal y como cuenta Ricardo, fue toda una experiencia aunque no exenta de dificultades. “Los médicos hablan a toda velocidad y ni siquiera usan las palabras completas (usan acrónimos y abreviaturas) por lo que lleva un período de ajuste. Yo hice un curso online de Clinical Terminology que me ayudó bastante”, ha dicho Oroz.

Durante todo el mes de julio, Sandra Rubio estuvo rotando en el departamento de clínica médica en el Hospital Austral de Buenos Aires. Su rutina del día a día empezaba a las 8 de la mañana con el pase de guardia, para después realizar el pase de planta con el doctor correspondiente. A pesar de la jornada de 8 a 17 horas, las prácticas les permiten demostrar sus aptitudes. “Hubo un día que me dejaron quedarme a hacer una guardia y súper bien, la verdad es que es algo diferente porque hay mucha menos gente para el mismo número de pacientes y el teléfono de guardia había momentos en los que no paraba de sonar. Un poco duro, sí, pero está bien por una vez”, ha explicado Rubio. “Una de las cosas que más me gustó del rotatorio es que me dejaron llevar a un paciente. Yo era la que, junto con otro residente, se encargaba de la exploración física, actualización de datos, evolución, pasar las órdenes a enfermería, presentar al paciente en los pases… Y fue gracias a eso que aprendí mucho”.

Sandra ve la experiencia de prácticas internacionales como algo muy positivo para los estudiantes de Medicina: “Esos 40 días que he estado allí me han ayudado mucho. No solo a aprender más de la materia, sino a crecer como persona, conocer a gente increíble, valorar más lo bien que vivimos en Europa y llevarme momentos que, al final, es con lo que me gusta quedarme de un viaje”.