Un total de 152 alumnos de la Universidad de Navarra han realizado voluntariados internacionales durante  el pasado verano en 15 países de todo el mundo. En esta ocasión, los países a los que han acudido más alumnos han sido Tanzania y Perú, con 56 y 41 voluntarios, respectivamente.

En cuanto a las facultades de las que proceden los alumnos, la mayoría son de la Facultad de Medicina, con 50 voluntarios. También destacan la Facultad de Derecho y la Facultad de Educación y Psicología, con 15 alumnos cada una. Por otra parte, es destacable el aumento de voluntarios de la Facultad de Comunicación (del 2% al 8%), Enfermería (del 3% al 7%) y la incorporación de alumnado procedente de ISSA School of Management Assistants.

La mayoría de estudiantes de Medicina se decantan por destinos más vinculados al ámbito de la salud, como Honduras o Perú, al igual que los de Educación, que apuestan por voluntariados en escuelas u orfanatos de Filipinas y Tanzania. De hecho, uno de los objetivos de Tantaka, el banco de tiempo solidario, es profesionalizar los voluntariados universitarios y que los meses que destinan en el país sean para lograr una cooperación profesional y eficaz al desarrollo.

El proceso de selección para estos proyectos es complicado, sobre todo debido al número limitado de plazas en cada destino. Paula Salvador, coordinadora del voluntariado internacional de la Universidad de Navarra, procura que “los alumnos, personas con muchísimo potencial, seleccionen con mucho cuidado el proyecto en el que quieren colaborar, de forma que sea provechoso para ambas partes. Para lograrlo, junto con la conversación y asesoramiento personal, organizamos jornadas y cursos de formación para orientar al estudiante en esta decisión”.

“Esta experiencia me ha servido para conocerme mejor a mí misma”

Alberto Esparza es de San Adrián y alumno de 5º de Filología y Periodismo. El pasado verano estuvo un mes en Guinea Ecuatorial en el ámbito educativo. Además tuvo la oportunidad de alojarse con una familia local lo que le permitió conocer de cerca la cultura y tradiciones del país. “Aunque la idea del voluntariado sea que tú ayudas, al final los que te ayudan son ellos a ti, porque de ellos aprendí todo lo que me llevo, sobre todo conocimientos sobre enseñanza y docencia que aplico hoy en día. Es algo que recomendaría una y mil veces”.

La pamplonesa Esther Suescun, estudiante de 4º de Medicina, pasó el verano en Guatemala. Gracias a su formación sanitaria, pudo colaborar en el proyecto de recuperación nutricional infantil: “He aprendido mucho sobre el trato con personas porque, aunque la teoría está bien, una parte esencial de la medicina es acompañar y saber comunicar. Esta experiencia también me ha servido para conocerme mejor a mí misma: qué cosas mejorar y las herramientas para gestionar diferentes situaciones”.

Jon Yoldi, Javier Sanado y Miguel Ortego, los tres de Pamplona y alumnos de Medicina, cuentan su experiencia en Honduras, concretamente en San Lorenzo, una ciudad en vías de desarrollo situada al sur del país. “El funcionamiento del hospital era encomiable teniendo en cuenta los recursos disponibles y el número desmesurado de pacientes que atendía. Todo el personal sanitario se vestía de superhéroe para dar a vasto a lo largo del día a toda la necesidad y cuidados que los pacientes requerían”, relatan.  Los tres estudiantes se encargaban de ayudar a los médicos y acompañar a los pacientes para propiciar la mejor atención posible. “Sin ser todavía ni siquiera graduados en medicina sentimos que pudimos aportar nuestro granito de arena, miradas y sonrisas agradecidas de personas necesitadas daban fe de ello”.