Las pruebas de admisión son un momento clave en la vida de todo alumno. Y qué mejor que disponer de alguien que hace no mucho tiempo pasó por la misma situación. Es la figura del alumno colaborador, fundamental para dar información y ayuda a los futuros universitarios, que muchas veces llegan desorientados, nerviosos por el examen y todavía no conocen la Universidad. Pero además son quienes transmiten de primera mano a los padres su experiencia y sus opiniones acerca de la carrera concreta que probablemente cursen sus hijos al año siguiente.

Tanto en las Jornadas de Puertas Abiertas como durante los exámenes de Admisión hay entre 35 y 40 alumnos dispuestos a echar una mano. "Algunas facultades buscan entre sus propios alumnos, pero también hay otros que trabajan para el Área de Campus del Servicio de Admisión", cuenta Blanca  Torres, desde Admisión.

Las funciones que desempeñan los alumnos durante estos días son muy diversas. La mayoría están dentro de los edificios recibiendo a los padres y candidatos.  También son los encargados de hacer las visitas guiadas a la Clínica, la Biblioteca, los laboratorios, el plató de televisión, los estudios de radio... Otros ayudan en el examen. Algunos están por el campus dirigiendo y dando información sobre las pruebas o la ubicación de los edificios, y son fácilmente reconocibles: son los del peto rojo.

Carmen Alba es cordobesa y uno de los petos habituales que andan repartidos por el campus durante las pruebas de admisión. Estudia tercero de Periodismo y reconoce que le hace especial ilusión encontrarse con estudiantes que vienen del sur. Con ellos tiene una conexión especial. Empezó a colaborar con el servicio de Admisión en primero de carrera. "A mí me ayudaron otros alumnos, así que, ¿por qué no iba a hacer yo lo mismo? Además, es una oportunidad para conocer la Universidad desde otra perspectiva".

Por su parte, Pablo Jiménez estudia quinto de Farmacia pero, al igual que Carmen, empezó a trabajar en las "JPA" y las pruebas de admisión desde el primer año. Decidió colaborar porque alguien se lo recomendó y, a día de hoy, reconoce que la experiencia es muy satisfactoria: "Lo más gratificante es ayudar a los alumnos que no saben qué estudiar, abriéndoles la mente y despejándoles dudas. Realmente te das cuenta de que con unas pocas palabras sencillas y tu tiempo, puedes estar cambiando la vida de una persona".

Pero aunque haya alumnos que se presten a ayudar a sus futuros compañeros, los verdaderos protagonistas de estos días son ellos, los aspirantes a universitarios.