El Instituto de Antropología y Ética presenta el libro póstumo de la profesora Jutta Burggraf
"La transmisión de la fe en la sociedad postmoderna y otros escritos"
El Instituto de Antropología y Ética se encargó de recoger y editar los escritos de la profesora de la Facultad de Teología, Jutta Burggraf, que habían aparecido en diversas publicaciones y no eran de fácil acceso, con el fin de que estuvieran a disposición de todo el mundo. El libro lleva por título "La transmisión de la fe en la sociedad postmoderna y otros escritos", lo ha publicado EUNSA y se presentó el pasado 27 de mayo en el edificio Amigos de la Universidad de Navarra.
El acto tuvo lugar en forma de mesa redonda, moderada por Manuel Martín Algarra, catedrático de Comunicación Pública de la Facultad de Comunicación y subdirector del Instituto de Antropología y Ética, quien aseguró que el libro es fruto de un "potente trabajo de edición".
Dolores Conesa, profesora del departamento de Teoría y Métodos de Investigación Educativa y Psicológica en la Facultad de Educación y Psicología, habló de diálogo y perdón. Apeló a una enseñanza de la profesora Burggraf que postulaba que era preciso atreverse a pensar por cuenta propia. "Lo genial del hombre es su libertad y todo ejercicio de diálogo es un acto libre", dijo. "Jutta apostaba por que la verdad solo se posee con libertad, y todo el mundo participa en algo de ella; mi oponente puede llegar a tener razón en algo, decía". Pero todo diálogo, que es un encuentro entre libertades, implica también el perdón. "Perdonar, enseña la profesora Burggraf, no es relativizar el mal; consiste en mirar al agresor en su dignidad de persona, empeñarse en no identificarle con su obra. El perdón hace al hombre más humano, porque profundiza en su capacidad de dar", concluyó la profesora Conesa
Por su parte, el profesor José Manuel Fidalgo, director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ISCR) de la Universidad de Navarra, comentó el artículo "Secularidad. Reflexión sobre el alcance de una palabra" que recoge el libro recientemente publicado. Siguiendo algunas tesis de la profesora Burggraf y en conexión con el pensamiento de Romano Guardini, el profesor Fidalgo argumentó que "considerar el mundo al margen de Dios es pensar en un mundo clausurado, que muere. Es preciso mirarlo desde la fe y aprender a verlo con los ojos de Cristo: en esto consiste la formación cristiana, que debe alentar una sana secularidad. La verdadera secularidad cristiana (que se opone al secularismo moderno) consiste en tomarse el mundo en serio desde la fe y tomarse la fe en serio como camino para conocer el mundo en toda su grandeza. De este modo se fomenta un diálogo franco y abierto entre la fe cristiana y la cultura actual".
Cerró la presentación Tomás Trigo, profesor de Teología Sistemática en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra quien comentó el artículo "La transmisión de la fe en la sociedad postmoderna", que responde al título de una conferencia que la profesora Burggraf impartió en Valencia en 2010, el mismo año en que falleció. Recordó que con la publicación de la constitución pastoral Gaudium et spes (1965) de Concilio Vaticano II, "la Iglesia quiso saber qué problemas tienen sus hijos y ayudarles a resolverlos. Esta misma actitud a es la que deben adoptar todos los cristianos. Gaudium et spes se dirige al mundo entero y lo que ofrece es la fe de Cristo. Sin reduccionismos. Porque sabe que al hombre solo se le puede comprender con Cristo. A menudo, continuó el profesor Trigo, podemos tener la tentación de hablar de sustituir la fe cristiana por una filosofía que contente a todos. No se trata solo de cambiar de lenguaje sino de ayudar a las personas a pensar como Cristo. Mientras tanto, no se puede decir que haya una verdadera transmisión de la fe", concluyó.
En el coloquio posterior con los asistentes surgieron cuestiones como la importancia de explicar la fe desde dentro de la propia historia, como algo que cambia la vida y es fascinante; y la importancia que tenía la amistad para la profesora Jutta Burggraf, para quien era clave el marco natural del encuentro personal. En este sentido el profesor Trigo hizo notar que "la única manera de entender qué significa el cristianismo es recibir amor. Estar en el mundo es saberse amado por Dios".