75 años de la primera Convivencia de Supernumerarios del Opus Dei
En 1948 se celebró la primera Convivencia de Supernumerarios en Molinoviejo, Segovia. Durante esos días, 15 participantes, de diversas ocupaciones y regiones de España, recibieron enseñanzas sobre la santificación en medio del mundo y el servicio a Dios en medio del mundo.
29 | 09 | 2023
El historiador Luis Cano ha señalado que uno de los hitos más importantes en la historia de la obra de san Gabriel fue la primera convivencia de supernumerarios, entre el 25 de septiembre y el 1 de octubre de 1948, en Molinoviejo, Segovia. Participaron de estas jornadas 15 asistentes, a los que Escrivá explicó con hondura qué significaba ser supernumerario del Opus Dei.
Desde hacía veinte años, Josemaría Escrivá predicaba a gente de toda condición acerca de la santificación en medio del mundo. Pero fue luego de la aprobación pontificia de 1947 cuando las personas casadas pudieron vincularse con la Obra, tratando de «vivir el espíritu y apostolado de la Institución, sin incorporarse a ella por un vínculo jurídico». Dicha posibilidad representaba un gran paso, porque se reconocía que los casados podían santificarse en su propio estado, según el espíritu del Opus Dei.
Por entonces, la teología y la doctrina canónica tendían a identificar plenitud de entrega con vida religiosa o realidades similares, reservadas a personas célibes. Por esos años algunas iniciativas de la Iglesia buscaban revitalizar la vida del laicado y, en algunos casos, ofrecer una específica espiritualidad matrimonial. Sin embargo, para san Josemaría en el Opus Dei había «una sola y única vocación» que requiere una entrega total a Jesucristo. Solo que esa entrega se realiza en circunstancias distintas.
Los asistentes
La procedencia de los quince que participaron en las jornadas de Molinoviejo era bastante variada. En su estudio, Luis Cano señala que había cuatro cántabros (Manuel Pérez Sánchez, Manuel Sainz de los Terreros, Ángel Santos y Pedro Zarandona); tres aragoneses (Tomás Alvira , Rafael Galbe Pueyo y Mariano Navarro Rubio); un gallego (Jesús Fontán Lobé); un castellano (Víctor García Hoz); un andaluz (Hermenegildo Altozano) y un mallorquín (Juan Caldés). Desde Valencia vinieron otros tres (Antonio Ivars Moreno, Carlos Verdú Moscardó y Silverio Palafox Marqués), y uno de Bilbao (Emiliano Amann Puente).
Sus ocupaciones variaban mucho: dos de ellos eran oficiales de la Marina, otros dos tenían formación en derecho militar; tres eran abogados, uno ejercía como juez. También había dos ingenieros de caminos, un pedagogo, un médico, un farmacéutico, un químico y un arquitecto. Cano comenta que por su trayectoria posterior se puede afirmar que «fueron profesionales destacados en su campo y que dejaron huella como cristianos entre sus familiares y amigos. Una parte de ellos dedicó sus esfuerzos a poner en marcha obras sociales de promoción humana».
Días de formación y oración
Según los testimonios de los asistentes, durante esos días el fundador del Opus Dei les alentó a mantener un encuentro cercano con Cristo y les explicó diversos aspectos de la vocación.
El mensaje que san Josemaría compartió con aquel grupo de hombres, algunos de ellos casados o con planes de formar una familia, no difería de lo que transmitía a otros hombres o mujeres, que buscaban vivir esa vocación en el celibato. Durante esos días de convivencia, enfatizó la importancia de la vida contemplativa, la santificación de las realidades del mundo y del trabajo, así como la responsabilidad en asuntos temporales. Destacó la idea de servir a Dios y a la sociedad desde sus roles individuales, con el deseo de irradiar el espíritu cristiano en cada aspecto de sus vidas.
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Si quieres conocer más sobre este tema, te invitamos a leer el artículo completo del historiador Luis Cano en la Biblioteca Virtual del CEJE.
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