Dos alumnas de cuarto curso de ISSA, Ana Santos y Andrea Ayestarán, contaron las experiencias vividas durante los meses de intercambio el curso pasado en universidades de Belgica y Finladia. 

Cómo fue su relación con los profesores y los estudiantes, los lugares que pudieron conocer, cómo era la metodología y la docencia en esas universidades, las sesiones prácticas o las visitas a empresas, etc. Fueron algunas de las vivencias que quisieron compartir con los asistentes a la mesa redonda que se celebró el pasado martes, 27 de octubre, durante una sesión informativa sobre intercambios para los alumnos de la facultad.  

Este año los estudiantes que quieran irse de intercambio podrán escoger entre 50 universidades en 16 países. 

Ana Santos, de Navarra, cursó su segundo semestre de tercero en Artevelde Hogeschool Gent, una universidad en Ghent, Bélgica. “Lo enriquecedor de ir de intercambio es aprender cosas distintas”, señaló. “En las clases, la interacción entre el profesor y el alumno es continua y relacionan el temario con tu día a día. Todo lo que di allá, ahora en cuarto, me está sirviendo muchísimo. Todo lo que decimos en clase, ya me suena”.

Ana describió una universidad con instalaciones nuevas y modernas y destacó también el trato cercano con los profesores. “Cuando nos cruzábamos en los pasillos, me preguntaban cómo estaba. Mi asesor me invitaba a comer a su casa o a un café, igual que aquí”, añadió. 

Destacó además que buena parte de la metodología era práctica: “Hicimos muchas visitas a empresas. En una asignatura tuvimos que organizar un taller para las Naciones Unidas y cada semana venían ponentes a darnos charlas. Tuve que irme justo cuando confinaron España y continuar la docencia online, pero no me arrepiento. Noto que aprendí muchísimo”.

El intercambio de Andrea Ayestarán de San Sebastián, la llevó hasta Finlandia. Estudió en la Universidad Haaga Helia en Helsinki. “Finlandia era un sitio que no me había planteado, pero después vi asignaturas que me gustaban y que era una universidad de prestigio. Me di cuenta de que ir a Finlandia era una experiencia única. Era en ese momento o nunca”, señaló. Durante su intercambio, Andrea tuvo la oportunidad de hacer cosas que nunca hubiera imaginado: “Vi las auroras boreales, tomé un crucero a Estocolmo, y visité Rusia, Dinamarca, y Polonia”, recordó. Uno de los aspectos que más valora Andrea de sus meses de intercambio fue el aprendizaje del inglés. “Llegué a aprender tanto que hasta pensaba en inglés. A la hora de redactar y hablar se me hacía mucho más fácil y me salía más natural cuando antes era muy trabajoso”. Y en cuanto al modelo de docencia, recordó las clases en la universidad finesa como eminentemente prácticas: “En Finlandia todo es práctico. Tuve una asignatura donde nos mandaron a una empresas para organizar una de sus eventos”.