La noticia del fallecimiento del profesor Alban d´Entremont nos ha entristecido profundamente a todas las personas que hemos compartido con él sus años en la Universidad de Navarra, no solo a colegas y alumnos, sino a todo su personal, ya que siempre tenía unas palabras, una broma, un saludo amable para todos.

En 1971, con 22 años, llegó a Pamplona, a la Universidad de Navarra, y comenzó su andadura en el área de Geografía de la mano de su maestro, el catedrático Manuel Ferrer, con quien colaboró durante más de tres décadas. Fue un profesor de referencia en la enseñanza de la ciencia del territorio en la Universidad, no sólo entre los alumnos de Filosofía y Letras, sino también en otras facultades. Su asignatura  “Población, ecología y medio ambiente” era una de las más solicitadas por los alumnos de Ciencias y de Económicas, así como la asignatura “Geografía Económica”, cuyo manual editado por Cátedra se convirtió en un referente en otras universidades.

Junto con su labor en el Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio, del que fue director entre 1994 y 2011, tuvo un papel clave y precursor en el proceso de internacionalización de la Universidad de Navarra. Su plurilingüismo, su conocimiento no sólo por su propia biografía, sino también por sus áreas de investigación (migraciones, población, ciudades) de las realidades multiculturales explican la idoneidad de su perfil para dirigir el Instituto de Artes Liberales (entre 1991 y 1996) y con anterioridad realizar labores de gobierno en este mismo Instituto y en el Instituto de Lengua y Cultura Españolas. En esos ya lejanos años del siglo pasado, el número de extranjeros en la Universidad era pequeño y Alban era una de las personas que mejor los conocía y cuidaba. Con motivo  del acto homenaje de su jubilación numerosos colegas de otros lugares del mundo se quisieron unir virtualmente en este entrañable e inolvidable día.

Tras la jubilación, siguió bajando de manera cotidiana a la biblioteca de la Universidad y era frecuente encontrarlo por los pasillos derrochando su personalidad abierta y simpática, así como en la Adoración al Santísimo. Persona de profundas convicciones, defendió desde su campo de especialidad, la Demografía, la dignidad y el valor de la persona, de cada ser humano, posicionándose en contra de la lucha contra la población que está tan presente, no solamente en numerosos ámbitos académicos, sino también en muchas agendas políticas actuales.

Estas letras, muestra de estima y recuerdo a una persona muy querida no pueden concluir sin mencionar a su familia, de quien tan orgulloso se sentía. Orgulloso tanto de su extensa familia de origen y de su tierra natal canadiense de Nueva Escocia como de la bonita familia que formó con su querida Teresa. Alban ya se consideraba medio riojano, la tierra de su esposa. El amor por sus tres hijos, Eduardo, Mónica y Miguel, se agrandó, si cabe, con la llegada de sus seis nietos, a quienes hemos visto crecer a través de las fotos que no perdía ocasión de mostrarnos. Nuestro cariño y oraciones por Alban y por toda su familia.