RESEÑA: "Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos (una conversación con Peter Seewald)"
José Manuel Fidalgo, Subdirector del Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ISCR)
RESEÑA: "Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos (una conversación con Peter Seewald)"
Sentarse con el Papa y preguntarle directamente por las grandes cuestiones del momento actual: sobre el mundo, la cultura y la vida de la Iglesia. Se trata, sin duda, de un documento muy interesante, con un alto valor testimonial, un gran libro para el público general, y para el cristiano en particular, que da a conocer de manera sencilla, coloquial pero a la vez seria y profunda, lo que el Papa piensa, lo que le ilusiona y lo que le preocupa.
El libro, publicado en España por la editorial Herder, recoge una entrevista del periodista alemán Peter Seewald con el Santo Padre Benedicto XVI en Castelgandolfo durante este verano de 2010. El coloquio un tono directo, incisivo, ágil; las respuestas en muchas ocasiones son cortas, rápidas, pero profundas. A través de sus palabras, serenas pero enérgicas, brilla con intensidad la gran talla intelectual del Papa. A veces el coloquio adquiere acentos personales como cuando el Papa recuerda sus sentimientos y oraciones de confianza al Señor en el momento de la elección al pontificado ante la abrumadora tarea que se le venía encima o cuando afirma, consciente de sus limitaciones, que "he sido elegido... y hago lo que puedo".
El Santo Padre se revela con un ánimo joven y luchador, sereno pero decidido, apasionado por Dios, por la Iglesia, por toda la humanidad. Benedicto XVI es consciente de que la Iglesia Católica, tantas veces controvertida y a veces vilipendiada, sigue siendo, en su camino de fidelidad a Dios y de autenticidad respecto a su misión, un faro que ilumina el mundo de los hombres en una época de inquietudes, de incertidumbres y de oscuridades; un referente moral para la sociedad actual.
En la entrevista aparecen las grandes cuestiones de estos cinco años de pontificado (sin eludir lo polémico). Podríamos destacar: el escándalo de los abusos, que suponen una llamada a la humildad y la purificación siempre necesarias en la Iglesia y en el mundo; la crisis cultural de Occidente que ha hecho un ídolo del progreso técnico sin un avance paralelo en los recursos morales y que corre el riesgo de su propia destrucción; los peligros ecológicos del planeta y la crisis económica global que ponen en entredicho la pretensión moderna del ejercicio de una libertad sin responsabilidad; la presencia en la cultura de un relativismo que ha empezado a quitarse la máscara de tolerancia y neutralidad para enseñar su verdadero rostro: una dictadura agresiva y cada vez más explícitamente anticristiana.
Los problemas de la cultura actual son un reto para la Iglesia y su propio dinamismo interno, una llamada a la conversión y a la vida de la fe, un desafío para "sacar nuevamente a la luz la prioridad de Dios". El secularismo, el abandono y el olvido de Dios (concretamente en Europa), la tendencia cada vez mas acusada a configurar la vida sin contar con la fe, y en ocasiones en abierta oposición a los valores cristianos, ponen en evidencia la necesidad de plantear al mundo una vez más, tanto en el debate cultural como en la vida de cada cristiano, la cuestión esencial: la realidad del Dios vivo y personal que se nos revela en Jesucristo, y que es en última instancia quien da sentido y respuesta última a los anhelos del corazón humano.