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El ciberacoso es más nocivo, ya que el anonimato protege a la persona que acosa

02/05/2023

Publicado en

Lucía Ruíz-Prados |

Doctoranda Universidad Pública de Navarra

Begoña Urien |

Contratada Doctora de la Facultad de Educación y Psicología

El 2 de mayo se celebra el día internacional contra el acoso escolar con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre su impacto en la población estudiantil. Los datos de “Bullying sin fronteras” sobre su incidencia son preocupantes, aunque nuestro país, no es de los que más padecen este fenómeno (20%) en comparación con Francia (por encima del 30%), Alemania (por encima del 20%) o Estados Unidos y México por encima del 50%. 

El acoso escolar fue inicialmente descrito a finales de la época de los 60 y 70 del siglo pasado como la exposición repetitiva a acciones negativas por parte de uno o más estudiantes, sin capacidad para defenderse. De forma más precisa, los agresores deben realizar acciones deliberadamente hostiles; estas tienen que repetirse durante un periodo de tiempo y deben causar daño en la víctima que se encuentra sola y es incapaz de resolverlo. 

Actualmente, vivimos en una sociedad influenciada por tecnología en la que, desde edades muy tempranas, el alumnado tiene acceso a Smartphones en entornos en los que la conectividad es generalizada (según Fundación Telefónica, el 83% de la población española tiene conectividad 5G). Así, las formas de acoso se han ampliado dando origen al ciberacoso o ciberbullying. El ciberacoso es más nocivo, ya que el anonimato protege a la persona que acosa y disminuye en estos la percepción del daño causado.

Investigaciones realizadas por las firmantes de este artículo han mostrado que las personas que han sido ciber-acosadas, son más propensas a acosar, y que estas conductas se producen con mayor medida en menores de entre 12 y 14 años. También se pudo constatar cómo las y los menores que han sufrido ciberacoso, por un periodo largo de tiempo (más de un año), obtuvieron bajas calificaciones, al igual que los menores que se consideraron agresores.

La experiencia de ciberacoso genera sentimientos de tristeza y enfado, así como el aislamiento y la indefensión. Con respecto a las técnicas de afrontamiento, la más empleada es la de ignorar, seguidas por la de “acosar” y en último lugar, por comunicarlo a la familia y al profesorado.

Como se ha tratado de transmitir, el ciberacoso es un fenómeno en crecimiento exponencial, por lo que será necesario el fomento de un uso responsable de las nuevas tecnologías (TICS), ya que éstas son una herramienta útil de trabajo y aprendizaje.

Éste fenómeno no atañe únicamente al sector educativo, sino a toda la sociedad en su conjunto. Todos tenemos parte de responsabilidad, empezando por el núcleo familiar y las relaciones que se establecen en el hogar, así como el personal docente en los colegios e institutos en materia de sensibilización y concienciación.

Es necesario ser conocedores de este fenómeno, emplear herramientas de prevención que faciliten la detección de casos, también es relevante que las personas externas implicadas, ya sea la familia como el sector educativo reciban formación acerca del fenómeno. Asimismo, las figuras paternas deben comprender que el uso temprano de las redes sociales, precipita el estar más próximos de experimentar ciberacoso y a ejercerlo.