Fernando Pérez de Gracia, Profesor de la Facultad de CC. Económicas y Empresariales, Universidad de Navarra
¿Más gasto o menos ingresos?
La actual crisis económica nos ha puesto sobre la mesa la importancia del diseño, ejecución y efectividad de la política económica, monetaria y fiscal. Con respecto a los planes de estímulo del lado fiscal, dejando al margen aspectos monetarios, hemos asistido a numerosas experiencias internacionales de Norte a Sur y de Este a Oeste. En nuestro país, todos tenemos en mente el I Plan Español para el Estímulo de la Economía y del Empleo, conocido como Plan E. Ante la continuada debilidad de algunos indicadores económicos, el gobierno se plantea alargar la vida del Plan E con una versión revisada para el próximo año 2010, el II Plan E. El renovado Plan E será un plan distinto en objetivos y en cuantía presupuestaria, pero sin duda alguna será un plan de estímulo fiscal más para la economía. La pregunta que todos nos hacemos es si dicho plan se debe plantear realmente aumentando las compras del estado o, si realmente, se podrían reducir los impuestos sobre las familias y las empresas.
En estos momentos, quizás es demasiado pronto para responder a dicha pregunta en el caso español aunque el tema plantea numerosas dudas. Sin embargo, la experiencia histórica internacional nos aporta algunos resultados interesantes sobre el verdadero impacto económico de los planes de estímulo fiscal.
Lecciones del pasado
Recientemente, un documento de trabajo de la prestigiosa National Bureau of Economic Research analiza el impacto de los planes de estímulo fiscal en los EE.UU. (se puede consultar el número 15369 del mes de septiembre de 2009 titulado "Macroeconomic Effects from Government Purchases and Taxes"). Dicho documento de trabajo, realizado por el economista Robert Barro -profesor de Economía en la Universidad de Harvard- junto a Charles Redlick -Bain Capital, LLC-, cuantifica la incidencia de los estímulos fiscales sobre el PIB tanto para los aumentos en las compras del estado como para las reducciones en los impuestos. Los principales resultados del informe son tres.
En primer lugar, el efecto multiplicador del gasto estimado para los EE.UU. es menor que la unidad. Esto es, ante un determinado aumento en el gasto, se espera que el PIB aumente en una cuantía menor.
Un segundo resultado igualmente interesante desde el punto de vista de política económica es el siguiente: los planes de estímulo fiscal que optan por reducciones impositivas reactivan la economía en su conjunto favoreciendo la demanda de los consumidores (mejora la renta disponible de las familias) e incentivando la inversión de las empresas. En concreto, las estimaciones de Barro y Redlick confirman que una reducción de un punto porcentual en el tipo impositivo promedio aumenta el crecimiento del PIB del próximo año en un 0,6%.
Finalmente, el tercer resultado del informe no deja lugar a dudas: las estimaciones realizadas para los EE.UU. sostienen que si estamos interesados en mejorar el PIB en un entorno de crisis económica como el actual, es preferible una reducción impositiva frente a un aumento en el gasto público como elemento dinamizador.
Los efectos de los planes de estímulo fiscal, vía compras del estado o vía reducción impositiva, ya los tenemos sobre la mesa. En resumen, los planes de estímulo fiscal vía reducciones impositivas apuestan por un sector privado –tanto familias como empresas- como motor de la reactivación económica (véase en esta línea el reciente anuncio por parte de las autoridades alemanas sobre la reducción impositiva) frente a los aumentos de las compras del estado que confían en un sector público como elemento dinamizador. Los verdaderos efectos de los distintos planes de estímulo fiscal los conoceremos con el paso del tiempo, pero este es un buen momento para reflexionar sobre el tema.