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COP25 y la urgencia climática

02/12/2019

Publicado en

Diario de Navarra, Las Provincias

David Elustondo Valencia |

Profesor del grado de Ciencias Ambientales de la Universidad de Navarra

Madrid acogerá, entre los días 2 y 13 de diciembre, la vigesimoquinta Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU, también conocida como Cumbre anual del Clima de Naciones Unidas o COP25. El principal objetivo de la cumbre es conseguir un acuerdo político para fijar planes nacionales de recortes de emisiones más ambiciosos, según lo establecido en el Acuerdo de París.

El Acuerdo de París, ratificado por 187 países, entre los que se incluyen los cuatro principales emisores de CO2 del mundo (China, Estados Unidos, Unión Europea e India), se marcó el objetivo ambicioso de mantener el aumento de temperatura del planeta por debajo de los 2 grados, intentando no superar un incremento de 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales. Para lograrlo, todos los países firmantes se comprometieron a preparar planes nacionales de reducción de las emisiones y a comunicar sus inventarios y las acciones climáticas previstas a partir de 2020. Cada 5 años se realiza una evaluación de los resultados de estos planes y se preparan otros progresivamente más ambiciosos. Si todo va según lo previsto, el resultado final será alcanzar los objetivos establecidos (ese umbral de 1,5 grados) a nivel mundial.

Sin embargo, las primeras valoraciones muestran que muchos países no están cumpliendo sus compromisos de reducción de emisiones. Por lo tanto, una de las claves de la reunión de Madrid será incidir en la importancia de hacerlo para lograr frenar el cambio climático global.

Porque no podemos esperar más. Este año, como los anteriores, ha vuelto a crecer la concentración de CO2 atmosférico, alcanzando ya el nivel más alto de los últimos 5 millones de años. El cambio climático es, sin duda, el gran desafío de nuestro tiempo y debe ser abordado desde todos los ámbitos y con urgencia. Hoy existe un consenso prácticamente unánime en la comunidad científica (acaba de alcanzar el 99%) sobre la existencia de un cambio climático acelerado causado por la actividad humana. Todos somos testigos de los profundos cambios que están produciéndose a nivel mundial: aumento de eventos meteorológicos extremos, efectos en la salud humana, pérdida de la biodiversidad, aumento del nivel del mar, desertificación, etc. De hecho, el 70% de la población mundial considera al cambio climático el principal problema en la actualidad.

Con todo, el absoluto convencimiento de la comunidad científica y de la población no parece estar trasladándose de un modo claro a la clase política que, pese a la enorme batería de medidas e inversiones previstas para los próximos años, no es capaz todavía de trasladar un mensaje claro y unitario a la población.

Pero este es un problema que debe ser prioritario en la agenda política. Las hojas de ruta del Acuerdo de París y de la Unión Europea hablan de una descarbonización del planeta para el año 2050. Esto requerirá un esfuerzo sin precedentes por parte de todos los sectores de la sociedad. Exigirá cambios en las fuentes de suministro energético, nuevos sistemas de movilidad, ciudades inteligentes, una agricultura aún más tecnificada y una transición de la economía lineal actual hacia la economía circular. Será, en definitiva, un cambio de paradigma en nuestra forma de vida actual. Y la población debe conocer el coste, porque es un problema que ya está aquí. Esto no significa disparar un alarmismo desmedido, pero sí ser conscientes de la amenaza. Porque el 70% de la población española está sufriendo ya el cambio climático. Y las proyecciones para el sur de Europa son bastante pesimistas, ya que se espera un importante incremento de las temperaturas y un descenso en las precipitaciones, lo que causará importantes efectos en la agricultura, infraestructuras y salud humana.

Debemos entender que, a diferencia de otros problemas ambientales de distribución regional o hemisférica como son la contaminación atmosférica o la lluvia ácida, el cambio climático es un problema global. Esto significa que no importa si el CO2 lo está emitiendo una central térmica en Bombay o una motocicleta en Pamplona, ya que éste se distribuirá por todo el planeta. Por eso es muy importante que todos seamos conscientes del problema y entendamos que cualquier acción, por pequeña que sea, cuenta. Pongamos nuestro granito de arena y actuemos en consecuencia. Piensa global, actúa local.