Javier Aristu Mendióroz, Especialista en Oncología Radioterápica, coordinador del área de Neurooncología
Teléfonos móviles y tumores cerebrales
A IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) dependiente de la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha emitido Un informe elaborado por un grupo de 31 expertos de 14 países en el que clasifican los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como un carcinógeno (agente o sustancia que puede producir cáncer) del grupo 2B. El uso de teléfonos móviles se incluye dentro de las categorías de exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia.
La IARC clasifica los carcinógenos para la población en 5 grupos: Grupo 1: carcinógenos para humanos; grupo 2A: probables carcinógenos; grupo 2B: posibles carcinógenos; grupo 3: carcinógenos no determinados, y grupo 5: probablemente no carcinógenos.
Entre otros carcinógenos, la exposición ocupacional de los carpinteros, de trabajadores de limpieza en seco y bomberos, el consumo de café, la inhalación de gasolina o gases de escape de los motores, la administración de ciertos antibióticos (metronidazol) y progestágenos, son considerados agentes carcinógenos que están incluidos en el grupo 2B, al igual que la exposición a campos electromagnéticos.
Aunque existen múltiples estudios epidemiológicos diseñados para investigar la relación entre el uso de teléfono móvil y el desarrollo de tumores cerebrales, ninguno de ellos ha demostrado con una evidencia científica robusta dicha asociación. Los resultados de estos estudios son contradictorios. Un estudio norteamericano realizado en 19 estados analizó la relación entre el número de contratos de telefonía móvil y la incidencia de tumores cerebrales. Los autores indican que el uso del teléfono móvil (o al menos la existencia de un contrato de telefonía móvil) se asocia con una incidencia mayor de tumores cerebrales. Las críticas a esta publicación se han centrado en el diseño epidemiológico, ya que también puede observarse una fuerte asociación positiva entre los tumores cerebrales y el número de hospitales o el número de salones de belleza contabilizados en cada estado.
En un estudio multicéntrico denominado Interphone, auspiciado por la propia IARC, se comunicó que los usuarios habituales de teléfonos móviles tenían paradójicamente un riesgo menor de tener gliomas o meningiomas (dos tipos de tumores cerebrales) que la población no usuaria, una conclusión sorprendente, probablemente debido a un sesgo en la participación de la población estudiada u otras limitaciones metodológicas.
En el mismo estudio Interphone se identificó un subgrupo de población denominada usuarios "intensos" (usuarios que utilizan el teléfono móvil 30 minutos diarios durante un periodo de 10 o más años) en los que observó un 40% de incremento en el riesgo de padecer gliomas.
El incremento tan importante en la intensidad y cantidad del uso del teléfono móvil en la población mundial, el descenso de la edad media de los usuarios y los datos de otros estudios pendientes de publicar derivados del estudio Interphone, al que han tenido acceso el grupo de expertos, han sido las razones fundamentales para clasificar a los campos electromagnéticos como "posibles" carcinógenos.
La inclusión Del uso de la telefonía móvil como posible carcinógeno (grupo 2B) significa que tiene un nivel de evidencia limitado, es decir, se ha observado una asociación positiva entre la exposición al agente y el cáncer, pero otros factores como el azar, sesgos u otros factores de confusión no pueden descartarse con seguridad razonable. Por otra parte, la incidencia de tumores malignos tipo glioma en la población es muy baja, se sitúa entorno a 6-9 casos por cada 100.000 habitantes y asumiendo un incremento del riesgo del 40% (¿?) la incidencia continuaría siendo baja.
Esta noticia no debe generar alarma social. El café, agente carcinógeno clasificado en el mismo grupo que los campos electromagnéticos, también se asocia con un incremento del cáncer de vejiga y no se ha dejado de tomar café.
El uso del teléfono móvil debe realizarse de forma racional y aquellas personas que por su trabajo deban utilizarlo de una forma más intensa y quieran evitar la proximidad de las radiaciones electromagnéticas al cerebro pueden incrementar el uso de "manos libres" o auriculares.