José María Pardo, Profesor de Teología
La Iglesia se la juega
Mañana da comienzo la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos de la Iglesia católica, que tiene como tema «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo». El matrimonio y la familia de nuestro siglo son un cuadro de luces y sombras.
Ciertamente se observan debilidades, que deberían ser diagnosticadas para tratar de sanarlas lo mejor posible. Me refiero a la escasa evangelización de muchos matrimonios cristianos; a la creciente inmadurez afectiva, egoísmo e incapacidad para mantener la fidelidad prometida, o de resolver los problemas de la convivencia que arrastran muchas personas; a la fuerte presión ambiental del egoísmo insolidario, del hedonismo-materialismo y de la paganización de las costumbres; a la depreciación de la natalidad: con hijos no deseados, «a la carta» o eliminados. Estas situaciones son fruto de un alejamiento de la Iglesia, o lo producen.
Pero también el matrimonio y la familia cristiana gozan de puntos fuertes y atractivos, que deberían ser reconocidos y promovidos. Me refiero al hermoso mensaje cristiano sobre la unión matrimonial; a la familia como ámbito del amor humano y del valor de la vida; y la fuerza para sanar en Cristo con la gracia y la misericordia de Dios.
Muchos ojos estarán puestos en Roma las próximas semanas. La Iglesia y el mundo se juegan mucho. Recemos para que el Sínodo, guiado por el Espíritu Santo y muy unido al Santo Padre, sepa aportar luz y esperanza a las familias.