Juana Fernández, Ambientóloga del departamento de Química y Edafología de la Universidad de Navarra
Cambios en la atmósfera que alteran el equilibrio de la Tierra
Con motivo de la celebración, el próximo día 5, del Día mundial del Medio Ambiente, la autora señala los efectos negativos del calentamiento global causado por el hombre
Efecto invernadero: ¿quién no ha oído hablar de este fenómeno? En los últimos tiempos y desde diversos sectores se analiza la contaminación atmosférica provocada, en su mayoría, por el ser humano y que implica una subida generalizada de las temperaturas en el Planeta.
La Tierra reúne unas condiciones específicas que hacen posible la vida como poseer una atmósfera particular: una capa de gases que envuelve a la Tierra. Está formada por oxígeno y nitrógeno principalmente y trazas de otros elementos como dióxido de carbono. El dióxido de carbono, a pesar de estar en muy baja concentración, juega un papel esencial ya que evita que la radiación que nos llega del Sol sea devuelta en su totalidad al espacio. Se convierte así en una "especie de trampa" que permite que la radiación solar, en forma de luz, atraviese la atmósfera pero impide que todo el calor se escape hacia el exterior. De esta manera, en la superficie terrestre se dan condiciones térmicas adecuadas para la vida con una temperatura promedio de 15°C. Se produce un efecto invernadero natural sin el cual no sería posible la vida.
Pero, ¿qué ocurriría si se empieza a emitir indiscriminadamente dióxido de carbono a la atmósfera como resultado de procesos industriales?, ¿o por el uso de combustibles fósiles en los vehículos?, ¿y si se talan los bosques? La respuesta es común: se rompe el equilibrio en la atmósfera. Así, la concentración de dióxido de carbono se incrementa, continúa entrando la luz del sol, pero cada vez resulta más difícil disipar el calor al espacio: la Tierra se calienta progresivamente, potenciándose el efecto invernadero natural. Ante esta situación, los expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático estiman que la temperatura de la superficie terrestre se elevará de 1,5 a 4,5°C durante el siglo XXI (IPCC-Cambio climático 2014. Japón).
El calentamiento global sube el nivel del mar
Las consecuencias del calentamiento global aún no están definidas pero existen varios modelos que simulan el resultado de un incremento de la temperatura. El informe del grupo de expertos publicado en 2014 añade efectos a los concluidos en el informe de 2007 (IPCC 2007. Suiza). Entre otros, citan los siguientes: cambios en la vegetación; impactos negativos sobre los bosques debidos a pestes, enfermedades y fuegos; aumento en el gasto energético por refrigeración (aire acondicionado); efectos perjudiciales sobre fauna y flora aclimatada a zonas extremadamente frías como Alaska o el Norte de Canadá, cambios en las precipitaciones en forma de lluvia y de nieve y reducción del permafrost (áreas heladas) y de los glaciares.
Pero sin duda, el efecto del calentamiento global más conocido es el incremento del nivel del mar por el derretimiento de los casquetes polares. De hecho, el informe de 2014 establece un aumento de entre 26 y 81 centímetros en los próximos 85 años, valores incluso superiores a los indicados en el informe de 2007. La subida del nivel del mar implicaría la destrucción de las costas, inundaciones más severas e intrusión de agua marina en acuíferos de agua dulce, reduciendo la disponibilidad de este preciado recurso.
La reflexión de todo lo expuesto conduce ineludiblemente a una teoría: la Hipótesis de Gaia (James Lovelock, 1969). Esta teoría propone un equilibrio natural en el Planeta, de manera que todos los elementos están condicionados por dicho equilibrio. Si el hombre lo rompe liberando por ejemplo el dióxido de carbono contenido en los combustibles fósiles, la naturaleza tiende a autorregularse hacia un nuevo equilibrio alterando para ello el que existía.
Conservar el entorno, optimizar los recursos y, especialmente, concienciar del delicado equilibrio natural, son los retos que hay que marcar en la desenfrenada sociedad consumista actual, sobre todo en fechas tan reconocidas mundialmente como el 5 de junio: el Día del Medio Ambiente. La Tierra es sabia, respetemos su equilibrio.