Gonzalo Herranz, Profesor honorario de Bioética , Universidad de Navarra
El asunto más polémico
Steptoe y Edwards lograron el primer embarazo a término de un embrión obtenido por fecundación in vitro. Antes habían hecho un número grande, aunque indeterminado, de intentos fracasados. No hay asunto que más polémica haya levantado en la historia ya no corta de la bioética que las técnicas de fecundación in vitro. Provocan sentimientos muy intensos de aceptación y rechazo. Y eso afecta tanto a los moralistas y a la gente de la calle como a los científicos. Es muy difícil ser ecuánime y objetivo. Los investigadores y especialistas seleccionan e interpretan los datos según su conveniencia. Por ejemplo, siguen contándonos una historia de los 14 primeros días del embrión, tejida de suposiciones y voluntarismo. Es comprensible que así sea, pues esa problema toca el núcleo más íntimo de lo humano. El Nobel a Edwards no lo resolverá.
A mi modo de ver, hasta hoy nadie ha refutado seriamente, con argumentos racionales y datos contrastados, las razones éticas que se contienen en la declaración «Donum vitae», una obra que lleva la firma del Cardenal Ratzinger.
Por fortuna, los niños no presentan problemas graves, aunque, con alguna frecuencia, manifiestan trastornos fastidiosos, pero no serios. Como son seguidos muy de cerca en su desarrollo, en caso de que aparezcan malformaciones serias, suelen ser abortados. Eso mejora las estadísticas. Por otra parte, parece que se ha impuesto la práctica de reducir la alta tasa de gemelos de años atrás, asunto que causó muchos problemas