Juan José Lasarte y Pablo Sarobe, investigadores del Programa de Inmunología e inmunoterapia del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA)
Murchante se mueve contra el cáncer
El domingo 2 de abril, una marea azul de más de 2000 personas tomó las calles de Murchante en un acto solidario en la lucha contra el cáncer. La agrupación de patinaje de Murchante, la asociación de mujeres Albahaca y el Ayuntamiento unieron sus fuerzas para recaudar fondos y apoyar la investigación contra esta enfermedad.
Durante los tres últimos meses han conseguido el apoyo de comercios, grandes y pequeñas empresas, agrupaciones deportivas, familias, voluntarios y amigos, para la celebración de una carrera solidaria en la que todo el pueblo se ha volcado altruistamente, con complicidad y orgullo. Podríamos resumir este admirable esfuerzo en “un gesto de apoyo a la gente que sufre esta devastadora enfermedad”. Pero nos quedaríamos cortos si lo consideráramos sólo un gesto. Un gesto es algo efímero, caduco o instantáneo, pero esto ha sido algo más. Esta manifestación de generosidad surge de la iniciativa de un grupo de personas convencido de que su compromiso, constancia, trabajo, esfuerzo y ejemplo puede ayudar al prójimo, al conjunto de la sociedad.
La investigación en salud es costosa y depende de subvenciones públicas, fundaciones privadas, pero también de donaciones. No podemos esperar que la administración financie al completo todos los programas de investigación. Detrás de cada proyecto hay una idea que merece ser explorada. Algunas mueren nada más nacer por falta de medios y con ellas desparecen también posibles soluciones. Pero en este escenario, la ayuda desinteresada, la filantropía, marca la diferencia y consigue en muchos casos que estos proyectos no mueran.
En España, son las fundaciones privadas, los grandes bancos y algunos pocos donantes individuales los que promueven iniciativas de apoyo a la investigación. La sociedad en general no es consciente de su papel potencial en la contribución al desarrollo científico y, al contrario que en los países anglosajones, no se plantea o no encuentra mecanismos para apoyar la investigación. Y en medio de todo este mar, aparece una isla de esperanza, el pueblo de Murchante, que gracias a su voluntad, solidaridad y alegría, no duda en ponerse “manos a la obra” para convencer a empresarios, vecinos y amigos y recaudar un dinero para apoyar la investigación contra el cáncer. Unos organizan sorteos, otros carreras solidarias, otros cocinan y venden tostadas de ajo, dulces, todos en un ejemplo de auzolán envidiable.
Los investigadores del CIMA reconocemos el gran mérito de este pueblo y queremos hacer extensivo nuestro más sincero agradecimiento a cada uno de los murchantinos y asegurarles que cada euro aportado contará con el esfuerzo de un investigador en la lucha contra el cáncer. Y es nuestro mayor deseo devolver algún día esa donación en forma de una cura a la gente de Murchante y al resto de la sociedad. Ese es nuestro empeño. Muchas gracias Murchante.