Elena Arbués, Directora del Máster Universitario en Profesorado
El factor clave para mejorar la educación
Un año más celebramos el día de los que se dedican a la profesión docente. Podría parecer una tarea menor en nuestra global sociedad del conocimiento en la que la información fluye y disponemos de medios para acceder a ella de forma casi instantánea. ¿Por qué, entonces, alguien que dedique su energía a enseñar algo que está a nuestro alcance? Precisamente porque en este mundo local y global el aprendizaje a lo largo de la vida es inevitable. Pero ese aprendizaje depende de la edad, por lo que la piedra de toque es el docente capaz de, en las etapas escolares, potenciar el desarrollo cognitivo, las habilidades y las actitudes para el aprendizaje posterior y permanente.
Diversos estudios muestran que la calidad del profesorado es uno de los factores que más influyen en el aprendizaje y rendimiento de los alumnos. Desde el año 2000 los sistemas educativos de 63 países son evaluados cada tres años por PISA, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos. La publicación de los resultados de este informe de la OCDE es un referente para gobiernos, escuelas y familias y, sobre todo, un factor a tener en cuenta para orientar el proceso de enseñanza de las futuras generaciones.
Los países orientales son los que continúan obteniendo mejores resultados. Entre los occidentales no hay variaciones significativas, España ha llegado al nivel medio en comprensión lectora y ciencias, pero no en matemáticas. En 15 años de pruebas PISA España solo ha mejorado en cinco puntos. El país de nuestro entorno que destaca por su mejora ininterrumpida es Portugal, ha subido nueve puntos en tres años. Autoridades académicas del país señalan que el éxito se debe a las medidas aplicadas, entre ellas, la evaluación final externa de los conocimientos alcanzados por el alumnado y la introducción de objetivos curriculares claros; pero también mejorar, después de la enseñanza universitaria, la formación didáctica del profesorado.
En España las Comunidades que mejores resultados obtienen son Castilla y León, Navarra y Madrid. En el caso de Castilla y León su tendencia ascendente se ha mantenido desde hace 12 años. Sus buenos resultados no se pueden atribuir a una mayor inversión en educación, sino en lo que han comentado el consejero de Educación, Fernando Rey, y la directora general, Pilar González: unas familias que dan mucha importancia a la educación de sus hijos y que confían y apoyan al profesorado; una política educativa que apuesta por la mejora a largo plazo; y un profesorado motivado, con una muy buena preparación, que debe superar unas oposiciones exigentes.
El Estudio TALIS sobre la Enseñanza y el Aprendizaje, también de la OCDE, es un programa internacional que se centra en las prácticas de enseñanza y aprendizaje que tienen lugar en los centros educativos; es decir, pone el foco en las características que conforman el aprendizaje eficaz. En el último informe se prestó especial atención al grado de confianza en sí mismos con que enfrentan los profesores los desafíos educativos; y a la medida en que las clases se desarrollan en un entorno ordenado y favorable para el aprendizaje. Entre las conclusiones extraídas encontramos que, cuando los profesores consideran que la enseñanza eficaz es una habilidad que puede ser aprendida, este sentimiento de autoeficacia les ayuda a analizar y resolver mejor los problemas.
Especialmente interesante es el trabajo del profesor de Economía de la Universidad de Murcia Ildefonso Méndez, Prácticas docentes y rendimiento estudiantil, en el que correlaciona ambos informes en ocho de los países que participan en PISA y TALIS, entre ellos España. Según los profesores, los factores principales que contribuyen a la mejora de su práctica son: su nivel de formación, que sus alumnos puedan trabajar en grupos reducidos en los que no haya sitio para la lección magistral, haber estudiado la materia que imparten y su capacidad para motivar a los alumnos.
La preparación de los profesores se presenta, pues, como uno de los determinantes fundamentales del rendimiento de los estudiantes. Son varios los frentes abiertos en nuestro sistema educativo, pero en cuanto a la mejora del aprendizaje de nuestros estudiantes conviene enfocar bien la solución. Y, no hay duda, de que el factor clave para mejorar la educación es fortalecer una profesión docente de calidad y optimar las condiciones en las que trabajan.
A los que nos dedicamos a la formación inicial del profesorado nos corresponde participar en este cometido. Cada día vemos la ilusión con la llegan a nuestras aulas los estudiantes de los grados de educación o aquellos que, procedentes de diversos estudios universitarios, se preparan para ser profesores. Su formación inicial es clave, pero no son inmunes a la presión de la improvisación, a la falta de medios, a la frustración, a los deslices a la hora de enjuiciar, a las problemáticas presentes en el aula, a las preocupaciones ni a los errores. Procuremos que puedan realizar bien su trabajo y no les matemos la ilusión.