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Artistas navarros (5). Johan Lome de Tournai. Maestro de obras y escultor en la corte de Carlos III el Noble

06/01/2025

Publicado en

Diario de Navarra

Carmen Jusué Simonena |

Diario de Navarra, en colaboración con la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro de la Universidad de Navarra, aborda, mensualmente, de la mano de especialistas de diversas universidades e instituciones, una serie sobre artistas navarros

Este año se conmemoran los 600 años de la muerte de Carlos III el rey Noble, pacífico y conciliador por naturaleza. Nació en Mantes/Francia, el 22 de julio 1361 y murió en Olite el 8 de septiembre de 1425. Buscó y asentó en su corte a un artista de renombre, Johan Lome de Tournai, a quien convirtió en su maestro de obras durante varios lustros. Navarra y especialmente Pamplona y Olite, entre otros lugares del reino, son testigos de su buen hacer.

“Aquí yace el de buena memoria, don. Karlos iiii Rey de Navarra y duque de. Nemours, descendiente en recta línea del emperador San Karlos Magno y de San Luis Rey de Francia... Éste en su tiempo, ennobleció y ensalzó en dignidades y honores a muchos ricoshombres, Caballeros e hidalgos naturales suyos. E hizo muchos notables edificios en su reino...”

Estas palabras figuran en el epitafio del mausoleo del rey Carlos III, Príncipe de sangre Valois, emplazado en la catedral de Pamplona, realizado por el escultor Johan Lome de Tournai, artista que cuenta con una amplia bibliografía por parte de diversos autores como los profesores R. S. Steven Janke, C. Fernández Ladreda, C. Martínez Álava y J. Martínez de Aguirre.

¿Quién era Johan Lome de Tournai, escultor de imágenes?

Originario de Tournay, ciudad belga cercana a Francia, que desde el siglo XII había sido importante centro escultórico, aunque también se apunta que fuera de la localidad de Lomme, cercana a Lieja. Tras una posible formación en Tournay, marchó a Dijon, tal y como apunta la Prof. Fernández Ladreda, donde posiblemente conoció la obra de Claus Sluter, principal representante de la escultura borgoñona en la segunda mitad del siglo XIV, así como la obra de Claus Werve, sobrino y discípulo de Sluter.

Al parecer, Carlos III lo trajo a Navarra a principios de 1411, al regresar de su tercer viaje a Francia en los años 1408-1411, de hecho, su primera obra documentada en Navarra, actualmente desconocida, es un bajorrelieve de San Juan Bautista para el Palacio de Olite, cuyo abono está fechado en agosto de 1411. El nombre propio es Juan y generalmente aparece como Johan, empleando como sobrenombre Lome o Lomme.

En cualquier caso, podemos considerar que la escultura que se realiza en Navarra durante las primeras décadas del siglo XIV, gira en torno a su figura, uno de los más relevantes artistas del momento, escultor principal durante el reinado de Carlos III de Navarra (1387-1425) cuya actividad está documentada, con algunas interrupciones, entre los años 1411 y 1449, dirigiendo parte de las obras reales, entre ellas la de su sepulcro.

El sepulcro de Carlos III el Noble y su esposa Leonor de Castilla

La catedral de Pamplona era lugar de coronación y funerales, donde descansaban ya los restos de varios monarcas precedentes, al menos desde el siglo XII, incluyendo al padre y al abuelo del propio Carlos III. El sepulcro, con las figuras yacentes del monarca y su esposa, refleja la presencia efectiva de los reyes en su catedral, cuyas bóvedas recogen las armas de la casa de Evreux, las flores de lis y las iniciales de la reina Blanca, hija de Carlos III, que se hizo cargo de la continuidad del mecenazgo de la obra catedralicia.

Carlos II, su padre, fue enterrado en el coro de la catedral en 1387, pero el derrumbe de la misma en 1381, influyó en la colocación de sepultura de Carlos III, que hasta 1509 no pudo ver realizado su mandato testamentario de reposar en el coro de dicha catedral, habida cuenta del destino funerario del coro, es decir, el coro como privilegiado lugar de enterramiento, dada la importancia que la proximidad física de los restos mortales con las voces de quienes cantaban en sus aniversarios, hacía más eficaz la intervención de la Iglesia orante, tal y como apunta el Profesor y Académico P. Navascués Palacio en su obra sobre los Coros en las Catedrales españolas.

El maestro director de la sepultura y autor de sus elementos más importantes fue Lome de Tournai, que realizó una de las obras más representativas de la escultura gótica navarra y del arte funerario del siglo XV y la mejor estudiada y documentada del conjunto de la escultura gótica catedralicia. Tuvo un taller numeroso compuesto por diversos maestros franceses procedentes de Champaña, Picardía, Borgoña entre otros lugares. El sepulcro se realizó en Olite, donde comenzaron los trabajos en 1413 y se trasladó para su definitivo montaje en la catedral de Pamplona en 1419.

En 1415 muere en Olite la reina Leonor, disponiendo en su testamento que se la entierre en la catedral, ante lo que el rey decide, a comienzos de 1416, retomar los trabajos del sepulcro de tal manera que se llevaron a Olite, lugar en el que se estaba realizando el sepulcro, siete toneladas y media de alabastro desde el pueblo aragonés de Sástago. El último pago relacionado con el sepulcro, se realizó en 1420.

Si bien la efigie de la reina se realizó algún tiempo después de su muerte, la imagen de Carlos III fue labrada en vida del monarca, de tal manera que Carlos III es el único rey de Navarra del que se conserva un verdadero retrato. De hecho, el interés del monarca por encargar un monumento de estas características, asentando en la corte a un artista de renombre, es indicio de una serie de concepciones políticas vinculadas a la majestad regia.

El sepulcro está emplazado actualmente, bajo la bóveda del segundo tramo de la nave central catedralicia, frente al presbiterio, adoptando la tipología de cama exenta, con las estatuas yacentes y sus cabezas reposando en almohadas y cubiertas por doseles de tracerías caladas, mientras que, a sus pies, se sitúan un león para el rey, símbolo del valor, y dos lebreles para la reina simbolizando la fidelidad. Si las vestiduras ceremoniales del matrimonio regio son un canto a la elegancia y gusto de la época, la veracidad de sus rostros y su distinción denotan la maestría de su artífice. La fisonomía de doña Leonor manifiesta cuidada idealización mientras que las enérgicas facciones de su esposo, evidencian un estudio del natural por parte de su autor que retrató a su modelo cinco años antes de su muerte.

Sendos epitafios con alabanzas a ambos reyes, aparecen en los grandes baldaquinos y en el borde de la losa del sepulcro. Completa la decoración una serie de arquerías, de lujoso diseño, que rodean el sepulcro por sus cuatro costados, bajo las que se sitúan veintiocho figuras de plorantes encapuchados, cardenales, obispos, canónigos, monjes de distintas órdenes y laicos con atuendo de duelo, tallados en altorrelieve y situados sobre repisas individuales. El color claro del alabastro en el que fueron talladas las esculturas contrasta con el verde oscuro imitando mármol con que se pintó la piedra arenisca que configura el sepulcro.

Otras obras de Johan Lome de Tournai y su taller en Navarra

Además, son varias las obras artísticas de Lome y su taller en diversas localidades navarras tal y como apunta la Prof. Fernández Ladreda que ha ampliado de manera efectiva el catálogo de obras realizadas por el artista y su taller.

Hemos visto en la catedral de Pamplona el mausoleo de Carlos III y su esposa, pero hay otras obras en la seo pamplonesa atribuidas a Lome y su taller como el sepulcro de Sancho Sánchez de Oteiza, encargado cuando ascendió a obispo de la sede pamplonesa. Previamente se había realizado, por el taller, otra tumba de arcosolio, como la anterior, para el mismo Sánchez de Oteiza cuando era deán de la colegiata de Tudela; destaca asimismo el sepulcro del noble Pere Arnaut de Garro y Juana de Beunza, su mujer, emplazado en el claustro protegido por una reja y de tipología semejante al sepulcro anterior y, también la puerta del crucero norte o de San José abierta a la Plaza de San José entre el Redín y la Catedral, única puerta medieval en el recinto catedralicio.

Será en Olite, la sede más habitual de la corte regia de Carlos III, donde se encuentran varias realizaciones del artista y su taller, dado que hay que tener en cuenta que buscó y asentó en su corte a Lome de Tournai, que juntamente con su taller trabajó en las obras del Palacio Real, del que nos ha quedado, la decoración de los grandes ventanales del Palacio Viejo. En el convento de San Francisco de la localidad son varias las obras tales como la portada, y dos sepulcros que corresponden a un matrimonio sin identificar decorado con los escudos de Garai, Zuría, Añues y Asiain, con una hermosa Virgen amamantando al Niño de alabastro presidiendo el nicho. El otro sepulcro, más deteriorado, pertenece a Pedro Pérez de Andosilla y su esposa. Destacan además en la localidad una estatua de Santiago y el relieve funerario de Enequo Pinel en la iglesia de San Pedro, así como las imágenes de una Virgen con Niño y una delicada escultura de doña Blanca en el atrio de Santa María.

Son también obra del taller de Lome, la estatua de san Sebastián en Tafalla, procedente del desaparecido convento de los franciscanos y actualmente en la parroquia de Santa María, cuya menor calidad puede deberse a continuas restauraciones. La tumba de Gonzalo Baquedano y su esposa en la iglesia de santo Domingo de Estella, de tipología semejante a los anteriores sepulcros y nuevas piezas como otra Virgen sedente amamantando al Niño en Liédena, diversas ménsulas o la imagen de la Virgen de las Buenas Nuevas en la seo pamplonesa, así como la escultura de un ángel en Santa María de Viana, posiblemente la última obra realizada por el artista.

Johan Lome de Tournai, falleció en Viana el 1 de enero de 1449, es de los pocos artistas medievales de los que conocemos fecha de defunción.