Carlos Gamazo, Catedrático de Microbiología
Pequeñas picaduras: grandes amenazas
El 7 de abril de 1948 en una Conferencia Internacional sobre Salud se constituyó oficialmente la Organización Mundial de la Salud (OMS o WHO, World Health Organization), de ahí que cada año se conmemore dicha fecha, y no es para menos. En aquella reunión, diferentes países de muy diferentes culturas, de irreconciliables ideales políticos o religiosos, aunaron esfuerzos hacia un objetivo común, la salud. En primer lugar, se pusieron de acuerdo en definir la salud como un estado de bienestar físico, mental y social, y no meramente como la ausencia de síntomas o enfermedad. Lo definirían, y así debe seguir siendo, como un derecho fundamental del ser humano, sin distinción de raza, condición social o económica. La OMS está jugando un papel esencial en el bienestar de este mundo globalizado y, sin embargo, su papel, o más bien, su efectividad, ha sido duramente criticada. Sirvan como ejemplo el caso de la pandemia de gripe de 2009-10. Un nuevo virus entró en escena, creando una muy fundamentada alarma internacional. No estaban tan lejos los 50 millones de personas que murieron de gripe en 1918-20, o los más de dos millones que murieron por la misma causa en 1957-58. Tras catorce meses de máxima alerta (estamos en agosto, 2010), la OMS daba por oficialmente terminada la fase pandémica de la que se conoció como nueva variante de la gripe A. Una gran noticia, ya que tan solo se habían producido 19.000 muertes. Aquí está la gran paradoja: lo que sin duda fue una buena noticia, para algunos fue una buena excusa para atacar a la OMS. Tuvimos suerte con el nuevo virus de la gripe, no fue tan letal como habían pronosticado, no fue necesario emplear los millones de dosis de vacuna que se habían producido para por si acaso. Sin embargo, los demagogos anti-todo lo ven de otra forma: qué barbaridad, qué derroche! Pasa la alerta del huracán y tenemos que desclavar lo clavado, y probablemente tirar los listones, pero nos felicitamos por nuestra suerte. Una pena que no todos lo vean así. Es muy simple, les falta información. Un objetivo de la OMS es la transparencia en la información. La pandemia de gripe de 2009-10 fue un ejemplo de información al minuto. Nunca se había comunicado con tanto reajuste sobre la evolución de una enfermedad infecciosa. La OMS seguirá recomendando con total trasparencia y coherencia. Los expertos de la OMS utilizan datos estadísticos, pruebas científicas, y con todo ello realizan sus estimaciones. Toda actuación es mejorable, la ciencia trabaja con numerosas variables aún desconocidas, y por ello debemos confiar y agradecer las acciones y decisiones la OMS.
Cuando se fundó la OMS (1948) la viruela infectaba 50 millones de personas cada año. En el siglo XX se estima que murieron 200 millones de seres humanos infectados por este virus, más del doble de las muertes como consecuencia directa o indirecta de conflictos armados. En 1979, la OMS declaró erradicada la viruela. Hoy en día este virus está encerrado, muy bien custodiado, en laboratorios de Siberia y Atlanta (EEUU). Esta hazaña que se puede contar en un par de líneas, es considerado el mayor de los éxitos de la práctica sanitaria de todos los tiempos y se consiguió gracias a la confianza depositada en la OMS. En 1959 y, por cierto, gracias al fuerte apoyo de la Unión Soviética, se aprobó el inicio de una guerra sin precedentes frente a un microorganismo patógeno, con un único objetivo, su erradicación. ¿Armas?: una vacuna; ¿estrategia?, la vacunación masiva en todo el planeta; ¿problemas?: es imposible vacunar a toda la humanidad. Los expertos de la OMS estimaron que se podría lograr el objetivo vacunando al menos al 80% de la población. ¿Éxito?: absoluto. El 9 de diciembre de 1979 se declara oficialmente erradicada esta enfermedad. Fueron veinte años de lucha contra los elementos, de enormes problemas políticos y financieros. Imagínense los esfuerzos de las industrias farmacéuticas para producir dicha vacuna a muy bajo coste, las dificultades para mantenerla activa durante el transporte a los más recónditos países, el incalculable número de sanitarios involucrados. Y todo ello con una única arma, una vacuna, no exenta de riesgos, ya que al tratarse de un virus vivo (atenuado) provocaba la muerte del 1-2% de los vacunados. Pero aun así, no fue obstáculo para que los padres dejaran vacunar a sus hijos, y es que la viruela estaba matando, no lo olvidemos, a unos 15 millones de personas cada año.
Un éxito que bien merece que nos acordemos de vez en cuando de la OMS, por ejemplo hoy 7 de abril. El lema de la OMS para este día es "Pequeñas picaduras: grandes amenazas" ya que nos quiere concienciar sobre las enfermedades infecciosas transmitidas a través de insectos y otros vectores. Concienciar para prevenir. Cuando un mosquito nos pica, lo que hace es succionar nuestra sangre para alimentarse. Si estamos infectados, y más concretamente, si por nuestra sangre circula algún patógeno, éste pasará al contenido intestinal del mosquito. El patógeno se multiplicará en el interior del mosquito, y cuando éste pique a otra persona, le estará introduciendo esos parásitos. Así precisamente se transmiten la malaria (o paludismo), el dengue, chagas, fiebre amarilla o la leishmaniosis, entre otras, que actualmente causan en el mundo más de un millón de muertes. Tan solo la malaria provocó la muerte de 627.000 personas en el 2012, principalmente niños. Se estima que cada año contraen esta enfermedad unos 500 millones lo que supone, además de las terribles muertes, una enorme carga social y económica en los países afectados. El plan de la OMS es simple, concienciar sobre la amenaza que supone una "pequeña picadura" para que así las familias adopten medidas de protección, como por ejemplo, el empleo de mosquiteras. Efectivamente, mosquiteras impregnadas de insecticidas, una medida de muy baja coste y sin efectos secundarios. Esta campaña no es nueva y ya está dando sus frutos. Así, en un periodo muy corto, los esfuerzos de la OMS para controlar la malaria han salvado la vida de 3,3 millones de personas (cifras estimadas para el periodo 2000-2012: www.who.int). Actualmente, se estima que 3,4 mil millones de personas se encuentran en zonas de alto riesgo de contraer malaria, por ello, la inversión para aplicar estas y otras medidas debe continuar para que las muertes provocadas por picaduras de insectos dejen de ser una de las mayores tragedias del siglo XXI.
En cualquier caso, y mientras se sigue investigando en nuevas vacunas que sean capaces de protegernos frente a estos patógenos, al igual que lo hicieron frente a la viruela, la polio, y tantas otras enfermedades infecciosas, demos todo nuestro apoyo a la OMS y sus medidas de prevención y control para que nos podamos seguir deseando salud. El bien más preciado. Saludos a todos.