Pablo Blanco Sarto, Universidad de Navarra, Autor de Benedicto XVI, el papa alemán
Benedicto y los jóvenes
Me encuentro en Sudamérica, impartiendo unos cursos también sobre Joseph Ratzinger – Benedicto XVI. Puedo ver todo tipo de movimientos y tendencias, sectas y teología de la liberación, pobreza y consumismo (son compatibles, aunque no nos lo parezca). Pero sobre todo puedo ver mucha juventud. Es casi como una explosión, que se advierte cuando se viene de un viejo continente. Esto sí que es una continua jornada mundial de la juventud. No en vano es este el continente del futuro y la esperanza. Aquí me encuentro con muchos jóvenes que me preguntan interesados por las ideas y el pontificado del Papa alemán. No entran a las polémicas de "los mayores" o los viejos liberacionistas.
Frente a la imagen negativa presente en algunos medios de comunicación, ven a Benedicto XVI sin complejos: como un papa para la posmodernidad, para la juventud y el futuro. Ven las cosas tal vez de otro modo. Por ejemplo: aquí los medios de comunicación no han presentado a Anders Breivik, el "monstruo de Oslo", como un cristiano fundamentalista. No les cuadra. No lo pueden considerar como un cristiano. En el potaje de ideas del magnicida que ha aparecido en internet (donde había templarios, defensa del aborto y ataques a Benedicto XVI), no han reconocido ninguna filiación cristiana. Existe aquí una sencillez y un sentido común que a veces hemos perdido en otros lugares. Nos creemos que la Iglesia o el mundo es solo Europa, o la visión que tenemos de ella.
Los jóvenes de estos países jóvenes quieren a Benedicto, a pesar de que no sepan mucho de teología alemana. Sienten y experimentan una especial simpatía hacia él. Se dan cuenta de que es muy distinto del Juan Pablo II del que les hablan sus padres. Benedicto no tiene la simpatía arrolladora ni la capacidad escénica que tenía su predecesor. Pero, cuando lo leen o escuchan, experimentan un instintivo movimiento de sintonía, empatía, cercanía. Ven que es un papa para el hoy que habla de amor y verdad, de Jesucristo, de la Iglesia como su cuerpo y esposa, de adoración y respeto a la creación y al medio ambiente. Que habla con belleza y claridad. Le parece importante en esta sociedad posmoderna y algo esteticista, a la vez quiere reconducirla a la belleza de Jesucristo, "el más hermoso entre los hijos de los hombres", como reza el salmo.
Esto lo entienden los jóvenes. Pero como Juan Pablo II, les habla claro y duro. No los adula ni les teme. Les admira por su juventud, pero tiene hacia ellos la mirada de padre, de profesor, casi de maestro. Sabe lo que tienen y lo que les falta. Benedicto XVI se da cuenta también de que, ante un foro tan numeroso y bien dispuesto como el de la JMJ, cualquier gesto puede convertirse en una catequesis. Por eso ha anunciado su intención de participar en la Fiesta del Perdón del Retiro. Va a confesar él mismo a algunas personas. Este gesto ha impresionado. Según las noticias que llegan, se instalarán cientos de confesonarios, dando al parque madrileño un uso distinto y revolucionario. El precedente está en la JMJ de 2000, cuando el Circo Máximo romano se convirtió en un inmenso confesionódromo. Después de la confesión se quemaba un poco de incienso: los pecados se convertían en gracia.
Frente a los ataques a la Iglesia con motivo de los casos de pederastia y otros escándalos, el Papa repite que la Iglesia necesita purificación (incluso de los críticos). De allí lo de los confesonarios. La Operación Limpieza ha empezado en la Iglesia. Además serán de fabricación nacional. "Ávila exporta confesionarios de vanguardia para la visita del Papa", reza un periódico digital. Y explicaba la noticia cómo un ebanista avulense ha construido 200 confesionarios para la ocasión. Tienen un diseño vanguardista en color blanco, que recuerda una aeronave por sus dinámicas formas. Los confesionarios espaciales se instalarán en el Paseo de Coches una semana antes de las jornadas, y serán atendidos por cualquier sacerdote que lo solicite. Hasta ahora se han inscrito dos mil, pero las listas están abiertas. Los organizadores afirman que los confesionarios se reciclarán después de este bautismo de fuego para diversos usos.
La ecología -interior y exterior- es por tanto importante. Pero aún hay más. Como en Colonia en 2005, el Papa quiere aprovechar la ocasión para subrayar la importancia de la eucaristía en la vida cristiana. Es uno de los ejes centrales de su pontificado. Para esto se instalarán 17 carpas de adoración eucarística permanente en la explanada de Cuatro Vientos, durante la noche en que la mayor parte de los jóvenes pasará allí. Va a ser aquella la más auténtica Movida madrileña. A los actos de catequesis y adoración hay que añadir toda una serie de eventos lúdicos o culturales: conciertos, exposiciones, proyecciones, obras de teatro... Y un viacrucis monumental. Servirán para acompañar sin difuminar los eventos principales. El arte, la belleza y la juventud son hermanos. Y en esto el Papa está también de acuerdo con los jóvenes.