, Ramiro Pellitero, Instituto Superior de Ciencias Religiosas
Mensaje a Occidente
Benedicto XVI viene a Santiago y Barcelona, pero sin duda quiere hablar a todo Occidente. Santiago evoca las raíces cristianas de Europa: aquél "Europa, sé tú misma", de Juan Pablo II en 1982, que invitaba a redescubrir la unidad espiritual, "en un clima de pleno respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades", para que Europa pueda "ser todavía faro de civilización y estímulo de progreso para el mundo".
El templo de la Sagrada Familia de Barcelona representa una sintesis lograda entre la fe y la cultura, que tiene como centro y motivo a la familia. El Papa aludirá a su belleza, cuyo sentido no es otro que dar culto a Dios. Ahora bien, este culto debe conducir al respeto de la dignidad de las personas y a la promoción de la familia; y, por tanto, al respeto de la vida y a toda acción exigida por la justicia y ampliada por la caridad, especialmente en favor de los más necesitados.
En su defensa de la razón, Benedicto XVI critica que la modernidad la haya empequeñecido, reduciéndola a la matemática y los métodos empíricos, que explican parcialmente las cosas. Así es, porque sólo una razón abierta –mediante la ética y la religión– al origen, sentido y destino de la vida humana y del mundo sirve a la ciencia para el auténtico progreso, sirve para el diálogo (que implica escuchar y aprender del otro) con las culturas, y sirve en el debate público para defenderse de las manipulaciones ideológicas.