Maira Bes Rastrollo, Profesora de la Universidad de Navarra y mentora del programa Women for Science and Technology
Silvia Carlos Chilleron, Profesora de la Universidad de Navarra y mentora del programa Women for Science and Technology
Día Internacional de la Mujer: la igualdad empieza en casa
Con motivo de este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, lo primero que toca es desear a todas las mujeres “¡Feliz día de las mujeres trabajadoras!”. Y es que todas las mujeres de este mundo, en mayor o menor medida, son mujeres trabajadoras.
En nuestro caso, esta celebración nos brinda la oportunidad de compartir con todas ellas la experiencia que hemos vivido como mujeres trabajadoras y científicas en Navarra. En primer lugar, debemos de decir que nos sentimos privilegiadas por tener un trabajo y poder desarrollar una carrera en un ámbito que nos apasiona: el de la investigación y la docencia.
Además, a las horas de trabajo y esfuerzo que requiere llevar a cabo una investigación de calidad;a la preparación de clases y atención a los alumnos, nosotras sumamos otra tarea no menos exigente que supone el regalo de ser madres.
Por supuesto, no podemos negar las dificultades diarias que entraña ser mujeres trabajadoras y madres. No siempre resulta sencillo conciliar carrera profesional y familia –menos aún cuando, como es nuestro caso, tenemos que añadir la imposibilidad de recurrir a los “sufridos” abuelos, que se encuentran a más de 700 kilómetros de distancia…-. Sobra decir que, en más de una ocasión, sufrimos sentimientos contrapuestos en el balance familia-trabajo. Pero, ¿quién dijo que iba a ser fácil?
Para ambas ha resultado vital organizarnos bien en estos dos ámbitos y disponer, cuando lo hemos necesitado y ha sido posible, de una cierta flexibilidad laboral, a pesar de que queda mucho trayecto por recorrer si nos comparamos con las iniciativas de los países nórdicos.
En el terreno de la conciliación, nuestra vivencia no se puede contar sin la otra mitad de la familia. Desde estas líneas queremos agradecer el apoyo incondicional de nuestros maridos, compañeros de viaje y pilares fundamentales para poder avanzar en nuestras carreras profesionales.
Ellos también concilian para ir a buscar a los niños al colegio, ocuparse de la compra, hacer las tareas de la casa –que no ayudar en ellas…- y a la vez trabajar como nosotras. Por eso es de justicia romper una lanza en favor de todos aquellos hombres que confían en las capacidades de las mujeres y les dan todo su apoyo, considerando y poniendo en práctica de manera firme la igualdad en todos los ámbitos.
Ese ha sido el caso de los mentores de ambas -hombres los dos-, a quienes no queremos dejar de agradecer que nos hayan ayudado a sacar el potencial que tenemos como científicas. Ellos confiaron en nosotras desde el primer momento y nos trataron en igualdad de condiciones respecto a los compañeros masculinos. Al fin y al cabo, una mujer debería poder desarrollar todas sus capacidades en las mismas condiciones de oportunidad que un hombre, de modo que pueda alcanzar puestos de responsabilidad por su valía, no en virtud de ninguna cuota.
La igualdad, tal y como la concebimos, empieza en el hogar familiar. Desde allí se trasmite a todos los miembros de la familia con el ejemplo. De igual manera, pensamos, debería contagiarse en todos los ámbitos (educativo, legal, laboral, etc.).
Por último, esta celebración del 8 de marzo, a pesar de que queda mucho camino por andar, también representa la oportunidad de agradecer su esfuerzo a todas las mujeres trabajadoras que nos precedieron. A nuestras madres y abuelas, que con el quehacer diario –muchas en tiempos difíciles- sacaron adelante a sus familias. Y, por supuesto, a los hombres que fueron capaces de defender los derechos de las mujeres.
No olvidemos nunca que una mujer no es peor, o mejor, por el mero hecho de ser mujer.