Alfonso Sánchez-Tabernero Sánchez, rector de la Universidad de Navarra
Alfonso Carlosena, rector de la Universidad Pública de Navarra
El Sistema Universitario de Navarra
La Fundación CyD acaba de publicar el Informe “Las Universidades Españolas. Una Perspectiva Autonómica. 2017”, que ubica al sistema universitario de Navarra en la segunda posición de los 17 sistemas autonómicos, precedido por Cataluña, y seguido por Madrid y el País Vasco. Idéntica posición le otorgó el U-Ranking (BBVA-IVIE) en 2015, si bien descendió dos puestos en 2016, aunque con una puntuación muy cercana a los tres primeros del ranking. Con todas las cautelas con las que ha de valorarse cualquier clasificación, no es exagerado afirmar que Navarra dispone de un excelente sistema universitario, o lo que es lo mismo, dispone de una poderosa herramienta de desarrollo regional.
Estos rankings analizan todas las dimensiones de la actividad universitaria y no solo la más conocida que es la formación superior. En concreto, valoran cinco aspectos: Enseñanza y Aprendizaje, Investigación, Orientación Internacional, Transferencia de Conocimiento y Contribución al Desarrollo Regional. Los indicadores de los cuatro primeros muestran un “rendimiento elevado”. El éxito de nuestro sistema no sería posible si las dos universidades individualmente no lograran buenos resultados en todos esos aspectos.
Los medios de comunicación destacaron en su momento lo más relevante para la sociedad: las universidades de nuestra comunidad tienen un excelente nivel de docencia, una investigación de calidad y un elevado número de estudiantes internacionales. Además, Navarra tiene las cifras más altas de empleo de los titulados universitarios.
Estas clasificaciones no discriminan en disciplinas y áreas concretas sino que hacen un análisis global de las instituciones universitarias y las agrupan en sistemas regionales. La Universidad Pública de Navarra y la Universidad de Navarra, si bien comparten algunas titulaciones y ámbitos amplios de investigación, exhiben una fuerte complementariedad. Por ejemplo, el importante peso relativo docente e investigador del área Biomédica en la Universidad de Navarra se combina con el de las Ingenierías en la Universidad Pública de Navarra, si bien las dos están presentes en ambas disciplinas. Esta complementariedad añade lógicamente un valor adicional que aporta una gran solidez al sistema universitario foral, que se enriquece además con la relevante actividad de los centros asociados de la UNED en Pamplona y Tudela.
Fortalezas complementarias en unos casos, intereses comunes en otros, que siempre suman para dotar a nuestra comunidad de una oferta docente de alta calidad y un excelente sistema de investigación e innovación, tal como atestiguan estos análisis. Lejos de un planteamiento competitivo y excluyente, en el que a veces se nos quiere situar, ambas instituciones somos conscientes de las implicaciones y del papel que conlleva nuestro diferente carácter, público en un caso, y privado y sin ánimo de lucro en el otro.
Las universidades, y las nuestras no son una excepción, tenemos interiorizada la colaboración interuniversitaria como un valor y una necesidad, y cuando competimos (usualmente por fondos para la investigación) lo hacemos con reglas de juego claras, con criterios asumidos y aceptados por todos, que rara vez son motivo de enfrentamiento. Sabemos también que, allí donde podemos ir juntos, somos más fuertes y ganamos más que si lo hacemos en solitario. Unirse es en muchos casos no ya una opción, sino una necesidad.
El Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra, IDISNA, es un ejemplo reciente de colaboración entre ambas universidades, también con otros socios, con el que tendremos que competir no entre nosotros, sino frente a otros, desde una estructura muy potente. Las alianzas universitarias ni son excluyentes ni están limitadas a la propia región, como muestra el Campus Iberus al que pertenece la UPNA.
Cuando las universidades están imbricadas en el sistema socio-económico regional, contribuyen de modo decisivo al desarrollo de su entorno geográfico. Así lo reconoce el trabajo publicado el pasado mes de julio por el Joint Research Centre de la UE, titulado “Higher Education for Smart Specialisation: The Case of Navarre”. Este informe destaca el papel relevante que juega el sistema universitario de Navarra en su Estrategia de Especialización Inteligente (S3), no solo en su diseño, sino sobre todo en su ejecución. El estudio considera que Navarra constituye un ejemplo de buenas prácticas, en el que conviven dos modelos de universidades que se complementan y configuran un ecosistema regional innovador.
En suma, Navarra puede sentirse satisfecha de su sistema universitario por la calidad y variedad de su oferta docente, por la fortaleza de sus equipos de investigación y especialmente por su aportación al desarrollo y a la mejora en el nivel de vida de la comunidad. Estos buenos resultados se deben en gran parte al apoyo que reciben las universidades y a la eficiencia con que se usan los recursos disponibles.
Ahora afrontamos un doble reto: por una parte, debemos conseguir más fondos para la investigación, con el fin de mantener nuestra posición de liderazgo; y en segundo término, tenemos que mostrar la calidad de nuestro sistema universitario fuera de la comunidad foral, de modo que Navarra sea percibida como región líder en conocimiento e innovación; así seremos capaces de atraer a más estudiantes, investigadores y emprendedores de todo el mundo.