Diego Maza Ozcoidi, Catedrático de Física del Departamento de Física y Matemática Aplicada de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra
Cuando se hizo la luz (azul)
Es difícil imaginar un hogar de nuestros días que no cuente con una bombilla "LED" instalada en alguna de sus estancias. Su bajo consumo y la promesa de una hipotética larga duración, son razones más que suficientes para justificar su reemplazo por otro tipo de bombillas. Aunque para algunos pudiera parecer que este tipo de "chismes" siempre han estado ahí, lo cierto es que esta tecnología ha llegado hace muy poco en una carrera casi meteórica iniciada a comienzo de los noventa.
Por aquellas fechas, Akakasi, Amano y Nakamura consiguieron al fin que la luz emitida por un diodo semiconductor (al que popularmente conocemos como LED) tuviera una tonalidad azulada. La emisión de luz LED no era en absoluto algo novedoso… Habían pasado casi treinta años desde que la emisión de luz por una juntura semiconductora se hiciera posible. No obstante, los colores a los que emitían estos artilugios eran principalmente rojo y verde, sin que se pudiera llegar a la ansiada luz azul para cubrir así todo el espectro electromagnético visible, lo que popularmente denominamos "arco iris". Básicamente, los diodos LED de los noventa solo emitían una porción del arco iris lo que los hacía poco prácticos como fuente de luz doméstica cuando se enfrentaban a sus contendientes fluorescentes. Fue entonces cuando Akakasi, Amano y Nakamura dieron con la combinación de materiales adecuada para construir el LED que emitiera en la región azul del espectro, abriendo así por fin la puerta a la producción en masa de un dispositivo que permitía una iluminación blanquecina de calidad y con bajo consumo energético.
Si bien podríamos tener la tentación de creer que este desarrollo no tiene el glamour ni el impacto mediático que se le presupone a este tipo de empresas, lo cierto es que tal y como destaca el comité de los Nobel, este tipos de avances está en la génesis y espíritu de los premios. Al galardonar una idea que irrumpe de forma tan positiva en el día a día de las personas, el comité cumple sin duda el deseo de Alfred Nobel de premiar aquellos desarrollos que ayuden a hacer de este mundo un lugar mejor.