Juan Pablo Rodríguez, investigador en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra
La noticia necesaria
“La ilusión no se come -dijo ella -. No se come, pero
alimenta replicó el coronel”.
El coronel no tiene quien le escriba
Gabriel García Márquez
(Premio Nobel de Literatura 1982)
Aunque el Comité Noruego ha señalado que el premio Nobel de la Paz fue otorgado al presidente de Colombia, “por sus decididos esfuerzos para llevar a su fin más de 50 años de guerra en Colombia” más importante aún es que desde Oslo son conscientes de que el galardón servirá “para que el proceso de paz no muera tras el fracaso del referendo”.
El espaldarazo político que representa el Nobel se enmarca dentro de la necesidad de continuar con la tarea de alcanzar la paz a través del diálogo y la reconciliación nacional, tal como señala el propio Comité noruego. Asimismo, consideran fundamental “respetar el alto al fuego” entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, de manera que se pueda ampliar la discusión política.
Sin embargo, de mayor relevancia social es que el jurado considere el premio como “un tributo al pueblo de Colombia que, a pesar de las grandes dificultades y los abusos, no ha perdido la esperanza en una paz justa”. Precisamente, al pueblo colombiano es a quien ha dedicado el Nobel el presidente Santos. En la comunicación telefónica que sostuvo con los miembros del comité aseguró estar agradecido desde el fondo de su corazón y “en nombre de todos los colombianos, especialmente a las víctimas. Millones de víctimas que han sufrido con esta guerra”. Se refiere, por supuesto, a los 220 mil muertos y seis millones de desplazados durante estos 52 años de conflicto armado, así como a tres generaciones de colombianos que aún desconocen lo que es vivir en paz.
Con el Nobel como muestra del respaldo internacional al proceso de paz continuarán las conversaciones entre las distintas fuerzas políticas en Colombia, de cara a una renegociación que se presenta lenta y enrevesada. La situación de incertidumbre política en que está sumergido el país suramericano, desde el pasado domingo tras el triunfo del “No” en el plebiscito, ha llevado a que se planteen decenas de hipótesis sobre el futuro del país, sin que haya nada claro en el horizonte.
Así pues, como se ha hecho a lo largo de la semana, mientras las diferentes fuerzas políticas empiezan a establecer sus primeros contactos para plantearse la renegación de los acuerdos, las preguntas más importantes siguen sin resolverse: ¿Quiénes se reunirán de nuevo con las FARC en La Habana? ¿Cuáles serán las exigencias y las líneas rojas de la oposición? ¿Cuánto tiempo más tardará el proceso? ¿Cuándo se disolverán, finalmente, las FARC?
Se premió la voluntad de paz del presidente de Colombia, pero la pregunta más importante sigue sin resolverse: ¿Habrá paz?