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Ramiro Pellitero, Instituto Superior de Ciencias Religiosas, Universidad de Navarra

El abrazo de la Iglesia

lun, 08 nov 2010 12:21:00 +0000 Publicado en Diariomontanes.es, Diariosur.es, Larioja.com, Lavozdigital.es, Nortecastilla.es, Lasprovincias.es, Laverdad.es, Hoy.es.

El peregrino ha llegado para abrazar a Santiago y confirmar a sus hermanos en la fe. "La Iglesia es ese abrazo de Dios en el que los hombres aprenden también a abrazar a sus hermanos, descubriendo en ellos la imagen y semejanza divina, que constituye la verdad más profunda de su ser, y que es origen de la genuina libertad".

Entonces –se preguntaba en la plaza del Obradoiro–, ¿cómo es posible que en Europa se haya visto a Dios como antagonista del hombre y enemigo de su libertad? La respuesta hay que buscarla en el significado de la cruz que aparece ante los peregrinos en las "encrucijadas" de su caminar. La cruz nos habla de la necesaria conexión entre la fe en Dios y la fraternidad entre las personas, que son hijos de Dios.

Al llegar a Santiago había explicado que "la Iglesia lleva a cabo su propio camino interior, aquél que la conduce a través de la fe, la esperanza y el amor, a hacerse transparencia de Cristo para el mundo". Ahora concluía su homilía invitando a Europa "a ser a la vez la Europa abierta a la trascendencia y a la fraternidad con otros continentes".

En la Sagrada Familia de Barcelona, ha considerado Benedicto XVI cómo Gaudí supo expresar la conexión entre la "belleza de las cosas y Dios como Belleza". Y proponía que la gran tarea de los cristianos es –en su vida de cada día– "mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia".

Gaudí presenta a la Sagrada Familia de Nazaret como centro de toda familia, "esperanza de la humanidad, en la que la vida encuentra acogida, desde su concepción a su declive natural". También la Iglesia se entiende como familia de Dios y semilla de fraternidad universal. La Iglesia –como cada cristiano en ella y cada familia cristiana–  debe ser "icono de la belleza divina, llama ardiente de caridad, cauce para que el mundo crea en Aquel que Dios ha enviado". Y el templo de Dios lleva a mostrar que "todo hombre es un verdadero santuario de Dios, que ha de ser tratado con sumo respeto y cariño, sobre todo cuando se encuentra en necesidad".

¡Ojalá que los cristianos aprendamos a ser auténticamente cristianos –que dejan ver a Cristo–, para que Europa y el mundo puedan descubrir y contemplar la Belleza!