Inmaculada Jiménez Caballero, Escuela de Arquitectura, Universidad de Navarra
Antonio López el pintor de la realidad
Antonio López y la muestra del conjunto de su obra en la milla de oro cultural europea es uno de los acontecimientos culturales del momento.
Es difícil explicar la figura del maestro y el magnetismo de su pintura en el panorama del arte actual. Las ferias de arte contemporáneo de referencia nos ofrecen instalaciones, video-creaciones, performances, y tantos otros episodios indiscutidos que los nuevos caminos de la creación proponen.
Sin embargo entre todo ello, es curioso comprobar el valor de este artista que no tiene mas recurso que el óleo y el pincel sobre el lienzo o la tabla, el modelado de bulto redondo a escala casi siempre mayor que el natural, y sobre todo, el dibujo: grafito sobre papel, eso es todo.
Mas que un pintor realista, Antonio López es el pintor de la realidad, y es precisamente ahí, a mi juicio, donde reside el interés de su obra y la fascinación que provoca. Mucho mas que la destreza de su oficio, es la claridad de su mirada lo insólito de cada trabajo. Cada pieza nos ofrece algo mas de lo que representa, algo que nos cuesta descubrir o que ni siquiera adivinamos, y en ello se asimila a esas otras manifestaciones llamativas que protagonizan las ferias internacionales. Su obra, en definitiva, es tan vigente como todas las demás.
No se trata pues, de la excepcionalidad de un pintor naturalista en medio de un mundo artístico aturdido por un sinfín de manifestaciones; se trata de un artista tan contemporáneo como el que más, que acude a la forma tradicional de la pintura o de la escultura para enfrentarnos a las grandes cuestiones del alma humana, viviendo en la sociedad que le corresponde, sin evitar ninguno de sus conflictos y enfrentándose a la soledad de siempre.
Su mirada profunda y penetrante es la herramienta que le permite descubrir en el modelo todo aquello que lo convierte en verdad. En cada una de sus obras está "todo" como a él le gusta decir de Velázquez, pero su mirada se despliega sobre un trabajo riguroso y científico que lo convierte en una auténtica investigación sobre la forma y sus atributos.
Es falso pensar que esas representaciones tan fieles de cualquiera de sus temas respondan solo a una maestría adquirida, a una cierta facilidad o incluso a un natural talento. Cada obra es fruto de un minucioso trabajo que le ocupa todo su tiempo, que le remite a los maestros que él admira, que le interpela sobre los temas que trata o que le facilita el intercambio de pareceres con sus colegas y amigos.
La obra de Antonio es sobretodo el trabajo intenso de un hombre honesto, de un apasionado de la vida, de un enamorado de la belleza que penetra por todos los sentidos, y el efecto de una vida sencilla que discurre en una ciudad difícil en la que encuentra el universo necesario para su creación artística.