Caridad Velarde, Instituto de Derechos Humanos, Universidad de Navarra
¿Provocación o justicia?
Quien no la conociera, probablemente ya habrá oído hablar de la Carta 08. Un manifiesto, Redactado por un grupo de disidentes chinos y firmado por miles de personas en todo el mundo dentro y fuera de China que supuso para Liu Xiaobo una sentencia a once años de prisión.
Dos días antes de ser encarcelado escribió un artículo, I have no enemies, que por sí sólo aporta luz para entender hasta qué punto es merecedor del Nobel de la Paz. "Pero aún quiero decir a este régimen, queme priva de mi libertad, que me mantengo en las convicciones que expresé en mi Declaración de Huelga de Hambre del dos de junio (se refiere a junio de 1989 y a los hechos de la plaza de Tianammen) de hace veinte años: no tengo enemigos y no odio a nadie. Ninguno de los policías que me han controlado, arrestado o interrogado, ninguno de los fiscales que me han acusado ni de los jueces queme han juzgado son mis enemigos".
El premio Nobel de la Paz, como es sabido, no es concedido por la Academia Sueca sino por el Comité Nobel noruego, pero nadie debería deducir de ahí que Noruega tiene una responsabilidad en la decisión adoptada por el Comité, como tampoco la tuvo el año pasado en una elección realmente conflictiva: la de Barack Obama para el mismo galardón.
El acierto de la elección de 2010 se percibe en dos reacciones contrapuestas: en la felicitación, casi unánime, de los países que se toman en serio los derechos humanos; pero también en la del gobierno chino, al calificar la decisión de "obscena". El director del Instituto Nobel Noruego, Geir Lundestad, ya había revelado que la viceministra china de Asuntos Exteriores, Fu Ying, había advertido en Oslo de los efectos negativos que para Noruega pudiera tener el hecho de premiar a Liu. Y el gobierno chino ha convocado al embajador de Noruega en Pekín.
Esto no hace más que dar la razón a los firmantes de la Carta 08, que apuntaban al retroceso en libertades de la política china a pesar de su indudable avance económico. Y esto es una muestra más de la confusión de ámbitos que todavía rige en el gigante asiático.