Antonio Pardo, Departamento de Humanidades Biomédicas de la Universidad de Navarra, Miembro del Grupo de Investigación Ciencia, Razón y Fe (CRYF)
Células madre pluripotenciales. A propósito del Nobel de Medicina 2012
La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska decidió el pasado día 8 de octubre otorgar el premio Nobel en Fisiología y Medicina de modo conjunto a los doctores John Gurdon y Shinya Yamanaka, por los descubrimientos realizados sobre las células madre pluripotenciales. Todavía no existen aplicaciones médicas prácticas de estos hallazgos, pero el futuro próximo parece prometedor.
Hace ahora cincuenta años, el Dr. Gurdon desafió el paradigma de que una célula del organismo, conforme avanza el desarrollo, se especializa de modo irreversible para ser célula de piel, pulmón, intestino, u otro tejido. Las células de un embrión joven se pueden encaminar a muy diversas especializaciones; por esta posibilidad de dar lugar a muy diversos resultados, se denominan células madre pluripotenciales. Se suponía que perdían esta cualidad al transformarse en el tejido de destino. Demostró su tesis insertando en un óvulo de rana (célula femenina destinada a unirse al espermatozoide masculino para dar descendencia) el núcleo de una célula diferenciada (en su caso, una célula de intestino) de una rana adulta.
Según la tesis vigente entonces, el resultado debía haber sido un conjunto de células de intestino; sin embargo, se desarrolló un renacuajo, con toda su variedad de tejidos: el trasplante de núcleo consiguió células pluripotenciales a partir de material genético que se suponía predeterminado a un solo objetivo. Este experimento es ya un clásico de referencia obligada en el estudio del desarrollo.
El Dr. Yamanaka, en 2006, en plena efervescencia del estudio de las células madre provenientes de embriones, y años después de la clonación de la oveja Dolly (1996), descubrió un sistema para transformar una célula de animal adulto en célula pluripotencial. El procedimiento implicó la inyección de varios genes en las células tratadas, que recibieron el nombre de iPSC (iniciales de induced Pluripotent Stem Cells: células madre pluripotenciales inducidas).
Posteriormente, tanto él y su equipo como otros investigadores han afinado su procedimiento, de modo que no sea necesario insertar tantos genes, y se están diseñando estrategias alternativas para obtener este resultado, intentando mayor sencillez y rendimiento en la transformación de las células.
Mientras que el trabajo del Dr. Gurdon ha sido premiado más bien por su interés teórico, que ha abierto el camino a investigaciones posteriores, el del Dr. Yamanaka tiene visos de convertirse próximamente en el origen de aplicaciones clínicas.
Como hemos mencionado, las iPSC han aparecido en plena controversia sobre el empleo de células embrionarias humanas, resultado de "desguazar" embriones jóvenes y tomar sus células pluripotenciales para regenerar (en teoría) tejidos desgastados o dañados de los enfermos. Sin embargo, este enfoque resulta éticamente inaceptable, por precisar la muerte de seres humanos en estado embrionario, pero seres humanos al fin; además, se ha visto rodeado de dificultades técnicas: sólo conseguir que esas células se mantengan en cultivo sin que se transformen en tejidos variados y no pierdan su pluripotencia ha sido un calvario para los investigadores.
Actualmente, el único experimento que se llevaba a cabo con ellas sobre enfermos se ha abandonado a la mitad, por problemas financieros: los inversores han tardado mucho en ver una aplicación práctica iniciando la marcha y la empresa ha decidido reorientar sus objetivos. Otro experimento aprobado por la FDA (organismo estadounidense encargado de aprobar medicamentos y tratamientos médicos) todavía no se ha iniciado.
Por el contrario, obtener células iPS no precisa destruir vidas humanas: una pequeña muestra de piel del enfermo basta para generar en el laboratorio células en teoría compatibles que no sean rechazadas en un trasplante al paciente. Todavía queda experimentación por hacer, pero la velocidad de los hallazgos con las iPSC hace pensar en aplicaciones clínicas en muy pocos años, cosa que las células obtenidas de matar embriones no han podido ofrecer tras muchos años de investigación.