Javier Tourón, Catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Facultad de Filosofía y Letras
El milagro del éxito finlandés en PISA, ¿un secreto a voces?
Finlandia se ha puesto de moda para el gran público, no por la excelente calidad de sus astilleros de barcos de vela, sus éxitos en el mundo de la telefonía o su apuesta por la sociedad de la información, ni por la calidad de la orquesta de Lahti con sede en el auditorio de madera más grande del mundo.Se ha hecho celebre por sus resultados educativos, particularmente en los informes PISA, que se llevan a cabo auspiciados por la OCDE cada tres años con alumnos de 15 años. El primero de estos estudios se llevó a cabo en el año 2000 y el último de este ciclo será en 2015.
Es importante entender que estos estudios no tienen por objeto medir aprendizajes curriculares, sino apreciar el grado en el que determinadas competencias -derivadas en parte de esos aprendizajes- han sido logradas por los alumnos y les permitirán afrontar con éxito la vida adulta y laboral. "En este sentido es más parecido a un estudio de alfabetización funcional (...), incorporando contenidos matemáticos y científicos además de los tradicionales elementos lingüísticos, por ser considerados todos ellos necesarios para una adecuada inserción en la vida adulta" (Informe PISA, 2000).
Tampoco están diseñados para medir el rendimiento de los alumnos, sino de los sistemas educativos, es decir que "las puntuaciones no son puntuaciones individuales y no sirven para el diagnóstico de los sujetos, sino solamente para la estimación de parámetros poblacionales consistentes" (Martínez Arias, Revista de Educación, 2006, p.118).
Desde el año 2000 hasta los últimos resultados publicados, correspondientes al año 2009, los resultados de Finlandia son excelentes. Así, en Matemáticas son los cuartos en 2000, los primeros en 2003 y 2006 y los sextos en 2009; en Ciencias Naturales son los terceros en 2000 y los primeros en 2003 y 2006 y segundos en 2009; en Comprensión lectora son los primeros en todos los años, bajando al tercer lugar en 2009.
Otros países de regiones muy distantes y culturas muy diversas también destacan de manera consistente a lo largo de los años, como es el caso de Corea, Singapur, Hong Kong y este último año la provincia china de Shanghai.
¿Hay algo en común en todos estos sistemas educativos que van a la cabeza en los resultados que ofrece PISA? Y en particular, ¿cuál es el secreto finlandés?
La verdad es que ningún fenómeno complejo se puede explicar por causas únicas. Habrá muchas razones pero, al menos, tres son claves.
Ningún sistema educativo puede ser mejor que sus profesores o, dicho de otro modo, "un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes" (Informe McKinsey, 2007). Siendo esto así, la selección de los éstos es crítica.
Primer secreto. Resulta que Finlandia selecciona a los profesores entre el 10% de los graduados universitarios más brillantes, y a partir de ahí los forman para que logren ser excelentes docentes, ya que la única forma de mejorar los resultados es mejorando la instrucción. Hay muchos más aspirantes que plazas (1/10), por lo que el proceso para convertirse en profesor es muy exigente y selectivo. Los salarios razonablemente buenos y el prestigio social muy grande, lo que atrae a más y mejores candidatos a la profesión docente. Todo un cículo virtuoso.
Segundo secreto. El sistema finlandés tiene mecanismos de apoyo específicos para lograr que todos los niños sean capaces de obtener el máximo beneficio de una instrucción excelente. Esto es crítico.
Debe ser así, pues groso modo, una cuarta parte de sus alumnos están sistemáticamente en los niveles superiores en las escalas de rendimiento de los estudios PISA, y tan solo un 5-6% en los niveles inferiores. Para poner estas cifras en contexto, baste decir que, en España, los porcentajes para estos dos extremos son los contrarios. Muchos alumnos con niveles muy bajos (25%) y pocos en los niveles altos (4%).
Tercer secreto. Poca burocracia, liderazgo estable y pocos cambios bruscos (la política deja en paz al sistema educativo). Los profesores utilizan metodologías tradicionales que conocen bien, sin hacer muchas concesiones a "técnicas innovadoras", meramente por serlo. Eso sí, los alumnos están acostumbrados a comportarse responsablemente desde pequeños; atienden en clase y trabajan con seriedad. Con ello el tiempo efectivo dedicado a la tarea es muy alto.
Todo esto unido a una gran valoración por el conocimiento y el saber, por un currículo que está perfectamente definido y se enseña, donde los estándares determinan con claridad lo que tiene que saber un alumno que recibe una determinada nota, hacen que el sistema finlandés sea, como dice Inger Enkvsit: "bueno, bonito y barato".