Rubén José Labiano Novoa, , Arquitecto y profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra
Subirachs, maestro del expresionismo simbólico
El pasado lunes fallecía en Barcelona Josep María Subirachs (Barcelona 1927) tras una larga enfermedad neurodegenerativa.
Fue un artista de enorme talento, de fama internacional, y un protagonista indiscutible del panorama escultórico catalán durante décadas, con una extensa obra centrada fundamentalmente en la escultura pero que incluye también el grabado, la pintura, el diseño de escenografías y la crítica artística.
Su obra ha experimentado muchas etapas a lo largo de su vida, evolucionando en un largo camino de ida y vuelta, desde la figuración a una mayor abstracción para volver de nuevo a la figuración dentro de una actitud global de acusado carácter expresionista siempre teñido de un marcado simbolismo.
Conocido, muy a su pesar, por haberse atrevido a medirse con Gaudí en la prosecución de las obras de la Sagrada Familia con su proyecto para la fachada de la Pasión del entonces inacabado templo barcelonés, proyecto siempre envuelto en las polémicas que suscitó en su momento, a principios de los años 90, que incluyeron manifestaciones públicas de rechazo por parte del público en general y de la cultura oficial en particular que dejaron una profunda y dolorosa huella en el artista. Su actuación en las obras de la Sagrada Familia se vio enmarcada en el eterno debate acerca del carácter y de la identidad que había de tener o no la continuidad de las obras de un templo tan singular como el iniciado por Gaudí y de las que el arquitecto Oriol Bohigas llego a afirmar que: la decisión de seguir la construcción de la Sagrada Familia me parece una barbaridad, un error artístico, cultural y ciudadano de primer orden, que las esculturas de Subirachs vienen a complicar todavía más.
Pero corremos el peligro de centrarnos en las polémicas en torno el templo de la Sagrada Familia, y en cambio no acordarnos, para despedir a Subirachs de lo mejor de su trayectoria. Y me parece buen homenaje recordar una de sus primeras obras, sobre todo porque está en el Camino de Santiago: el conjunto escultórico realizado para el Santuario de la Virgen del Camino en León, que debe ser considerado como una pieza esencial en la evolución del arte sacro español en la segunda mitad del siglo XX. Subirachs ganó en 1958 del concurso convocado por los dominicos para ‘enriquecer' el nuevo templo entonces en construcción, obra del arquitecto Fray Coello de Portugal. Llevó a cabo un friso con trece gigantescas figuras de seis metros de altura que representan a los apóstoles y a la Virgen sobre un fondo de vidrieras obra de Ráfols-Casamada, que recuerdan temáticamente el apostolario de Oteiza para Aranzazu; resulta un conjunto brillante desde luego pero menos valioso que los bajorrelieves de las puertas que constituyen uno de los momentos culmen en nuestro arte sacro del pasado siglo.
Las puertas de bronce de tres metros de altura por cinco de anchura en la puerta principal cargadas de una densísima riqueza simbólica con alusiones a la vida de la Virgen María y a citas del Antiguo y Nuevo Testamento de un acusado carácter icónico se sitúan en la tradición de los mejores ejemplos de acceso a los templos de la arquitectura cristiana. Una de esas obras ocultas o menos conocidas del arte contemporáneo español.
Ejemplo de artista comprometido con su obra que, al igual que hiciera años más tarde imitando al propio Gaudí, vivía mientras trabajaba en un apartamento habilitado junto a la Sagrada Familia, también en aquel proyecto de León vivió durante dos meses con los dominicos en su convento para ambientar su ánimo y motivar su espíritu, según nos cuenta el dominico navarro y también artista Domingo Iturgaiz testigo de aquellos años y colaborador también en el proyecto de León.
Descanse en paz.