Manuel Ferrer Regales, Catedrático de Geografía, Universidad de Navarra
Grandeza y pobreza en El Cairo
El Centro Histórico de El Cairo es, sin duda, uno de los de mayor extensión entre todos los existentes en el conjunto de los países subdesarrollados. El entramado de sus calles, estrechas y alargadas, alberga en las principales vías un comercio típicamente musulmán con sus múltiples especialidades (calle de las Especias, por ejemplo). Bajo entoldados que resguardan del sol, los diversos huecos comerciales muestran una gran vitalidad con sus dueños sentados o charlando a la espera de la clientela que ocupa abundantemente el recorrido callejero a lo largo de todo el día: bullicio, caras sonrientes y siempre gente, mucha gente, excepcionalmente, algún grupo de turistas. En determinados puntos aparecen las mezquitas, de bellísima silueta, alguna madrasa o escuela coránica, el complejo de templos cristianos coptos y un conglomerado de casas de dos pisos. Todo ello resulta muy atractivo para quienes vivimos en ciudades con Centros Históricos tan diferentes a los musulmanes. Actualmente está siendo objeto de rehabilitación y recuperación.
Dos complejos llaman especialmente la atención en el entorno del Centro Histórico: La Ciudadela, de grandes dimensiones, y el Cementerio o "ciudad de los muertos" (al Qarafaor al Magabar) que fue centro de peregrinación ya en el siglo X. Acoge una enorme cantidad de "hogares" o construcciones habitadas por vivos que coexisten entre tumbas, mezquitas y escuelas, todo ello formando parte de un patrimonio cultural e histórico, en el que se pueden encontrar tiendas, micro restaurantes y cafés.
En la zona este se ubican edificios muy lujosos de firmas norteamericanas y oficiales (Hoteles y Ministerios) además de la Mezquita Abu El-Ela y el espléndido edificio del Museo. Pobreza y alegría van de la mano y se mezclan con la contaminación, la circulación descontrolada y los bocinazos continuos de los taxis.
La ciudad, salvo en las escasas zonas donde vive una burguesía local y extranjera, da la impresión de ahogo porque se trata de un continuo de calles y más calles que albergan grandes densidades de vecinos. Se extiende a lo largo de muchos kilómetros a partir de la zona central (Casco histórico y su entorno) siguiendo el río, Entre algún polígono industrial y alguna fábrica obsoleta, en dirección hacia Alejandría. Muy cerca del complejo de hoteles se halla la larguísima calle de Tahrir, de varios kilómetros de longitud, que se extiende de Este a Oeste y que es aledaña de la plaza del mismo nombre en la que están ocurriendo los sucesos de estos días.
El complejo universitario de la Metrópoli es acorde con las características poblacionales de la enorme ciudad y acoge a las clases medias y privilegiadas que, aun siendo escasas, explican que haya dos grandes universidades (Cairo University y Hellwan University, además de la Universidad americana entre otras). Cada una de las dos primeras tiene alrededor de 150.000 alumnos y miles de profesores, parte de los cuales participan, con ejemplaridad, en las protestas para instaurar una democracia en Egipto.
En ambas universidades hay mujeres que desempeñan altos cargos directivos. La incorporación de la mujer a la vida profesional se halla muy avanzada al menos entre las clases medias que trabajan en los servicios.
Pero la pobreza es la nota dramática de un país cuyos habitantes rezan a Dios. Otro mundo, el nuestro apenas lo hace, más bien lo rechaza y ataca a veces con extremada vileza y torpeza. Un mundo, el primero, que ha sido víctima del colonialismo europeo y de la corrupción, como se ha demostrado en la Revolución tunecina de los Jazmines.