Ángel Luis González García, Catedrático de la Universidad de Navarra
Leonardo Polo, maestro de filosófos
Leonardo Polo Barrena nació en Madrid el 1 de febrero de 1926 y murió el 9 de febrero en Pamplona. Filósofo español que ha desarrollado su magisterio principalmente en la Universidad de Navarra.
El catedrático Leonardo Polo Barrena, de la Universidad de Navarra, ha fallecido el día 9 a la edad de 87 años. El pensaI miento filosófico del profesor Polo es una de las mayores y más profundas empresas intelectuales que ha habido en la segunda mitad del siglo XX. Así, de múltiples maneras, lo ponen de manifiesto los congresos celebrados sobre su pensamiento, las revistas científicas sobre su filosofía, los numerosos libros y artículos en revistas especializadas, y 30 tesis doctorales sobre su obra científica.
Don Leonardo era un gran universitario. En primer lugar, porque dedicó toda su vida a la Universidad. Catedrático de Historia de la Filosofía de la Universidad de Granada, en la que estuvo dos años; el resto de su tiempo, desde el lejano 1954, desempeñó su fecundo trabajo en Pamplona. A la Facultad de Derecho se incorporó para explicar Derecho Natural, y dos años más tarde, cuando se erigió la Facultad de Filosofía y Letras, fue el primer profesor de Fundamentos de Filosofía e Historia de los sistemas filosóficos; ininterrumpidamente desde 1956, profesor de Filosofía; también impartió varios años docencia en la Facultad de Comunicación, en el IESE y en el Instituto de Empresa y Humanismo; y muchos veranos en universidades de Perú, México, Chile y Colombia.
Impartió lecciones de casi todas las asignaturas filosóficas de los diferentes planes de estudio; muy pocas personas -sólo los verdaderos maestrosson capaces de tener esa visión global de los problemas filosóficos que les permite explicar, y de modo brillante, más de una asignatura. Los miles de alumnos que le han escuchado son testigos, quizá en algunos casos recuperados del estupor inicial, de sus planteamientos novedosos, de la profundidad de sus explicaciones, nunca triviales.
Como los grandes maestros, don Leonardo nunca era repetitivo en la exposición de los temas, lo cual siempre fue motivo de admiración en los colegas y discípulos. Los profesionales de la filosofía nunca le agradeceremos suficientemente sus continuas propuestas de no empequeñecerse, no conformarse con un pensamiento crepuscular, de no desertar de la filosofía, de hacer una filosofía no acartonada, sino flexible y viva; y que debe realizarse siempre en diálogo, por cuanto el objeto -la verdadno es exclusivo ni propiedad privada de nadie.
Persona entrañable y con gran sentido del humor, pertenecía al Opus Dei desde sus años de juventud.