Ángel Baguer, Profesor emérito de la Escuela de Ingenieros-Tecnun
¿Tiene garantía el sistema de pensiones?
Tenemos un sistema de reparto en el que las retribuciones a los pensionistas se pagan con las cotizaciones de quienes trabajan y las de estos serán pagadas por la generación posterior. Este sistema no garantiza que los trabajadores en activo perciban una pensión digna en el futuro ya que el pago de las pensiones depende del ratio 'trabajadores en activo/pensionistas' y del fondo de reserva de la Seguridad Social.
El ratio es fácil de entender: ahora dos trabajadores sostienen a un jubilado aproximadamente. Como no se crea empleo, las medidas que se están aplicando consisten en disminuir el número de pensionistas a través de retrasar la edad de jubilación y evitar jubilaciones anticipadas. Pero solo con esto no se hace viable el sistema. La esperanza de vida de nuestro país hará que cada vez haya más jubilados mientras que la creación de empleo será lenta en el futuro.
Si el ratio sigue disminuyendo no caben más que dos soluciones: o se aumenta el importe de las cotizaciones, en contra del que trabaja, o disminuye el valor de la pensión, lo que perjudica a los jubilados. Tampoco el fondo de reserva de la seguridad social ofrece garantías. Por tanto hay que definir un nuevo mo : delo que puede ser de dos tipos: un sistema de capitalización o uno mixto, que comprenda una parte de reparto y un fondo de pensiones personal.
En el sistema de capitalización la aportación del trabajador se ingresa en una cuenta que se revaloriza o deprecia hasta que el trabajador se jubila. La aportación se gestiona a través de empresas privadas que, invirtiendo en renta fija y variable, compiten en obtener el mejor rendimiento. El Estado completa aquellas pensiones que no llegan a una cifra digna. Respecto al sistema de reparto la ventaja es que la pensión no depende del número de trabajadores en activo ni de la demografía pero la cantidad a percibir depende de la rentabilidad de la inversión mientras que en el de reparto no.
El mixto se basa en una cotización del trabajador que contribuya al fondo general (sistema de reparto) más un fondo de pensiones personal cuya gestión puede ser pública o privada. El fondo de pensiones lo pueden sufragar la empresa y/o el trabajador, con ayuda del Estado a través de desgravaciones y ayudas financieras. La parte cuyo destino es el fondo general debe replantearse en cuanto a la cantidad a cotizar (la parte de la empresa y la del empleado) la edad de jubilación, que debe retrasarse, y el periodo de cálculo que tiende a ser el de toda la vida laboral. Además, el sistema debe corregir defectos como las prestaciones a personas que no cotizan e incentivar las ganas de trabajar con mayor retribución para el que más ingresa.
Pero cualquiera que sea el sistema, sin empleo no hay garantía y en estos momentos no somos un país competitivo porque se precisan profundas y urgentes reformas en el estamento político, en la ley laboral, en el sistema educativo y en el financiero.
En lo que concierne a la clase política hay que eliminar instituciones, conserjerías, direcciones, patronatos, comisiones, asesores y liberados sindicales. Se tiene que exigir una buena formación para cargos políticos de cierta responsabilidad. Cualquier profesional necesita un título para ejercer su actividad por lo que aquellos que quieran ejercer carrera política deben tener una formación en Administración Empresarial y Pública. También hay que cambiar la legislación para que los políticos sean iguales ante la ley, debiendo garantizar la austeridad en el gasto público y evitar la corrupción.
La reforma laboral debe ir encaminada al control de contratos en las empresas, el aumento de productividad (a la cola de Europa) y la disminución del absentismo. El estatuto de los trabajadores, basado con retoques en el del año 1931, está obsoleto.
Para crear empleo es clave la preparación de las personas, sobre todo de los jóvenes, por lo que hay que cambiar el sistema educativo. Cifras del MEC señalan que el 31,2% de la población entre 18 y 24 años no ha completado la educación secundaria (la media en la UE es del 14,4%). La tasa de abandono en la universidad pública según la OCDE llega en ocasiones al 50%. Por otro lado encuestas a jóvenes confirman que un alto porcentaje quieren ser funcionarios. ¿Dónde se van a colocar estas personas?
Y por último es imprescindible la reforma del sistema financiero para que haya holgura y se activen las inversiones.
Sin estas reformas no hay nada que hacer. El problema de un Estado es similar al de una familia. Si mensualmente ingresa menos de lo que gasta hay que acudir al crédito si no se tiene ahorro. Si esto no se corta cada vez tiene más deuda, es difícil que le presten dinero y si lo hacen, el interés es cada vez más alto.
Esto es lo que ha sucedido en los últimos años. Reformas como retrasar la edad de jubilación a los 67 años había que hacerlas (salvo para determinadas actividades) y en cuanto a las jubilaciones anticipadas deben minimizarse pero sólo con esto no se garantiza una pensión digna en el futuro ni se generan las condiciones para crear empleo.