Arantxa González Miqueo, Investigadora del CIMA Universidad de Navarra y del CIBERCV y mentora en el grupo Women for Science and Technology
Mujer y Ciencia: Mirar al pasado para avanzar hacia el futuro
Un año más el 11 de febrero celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia: una fecha promovida por la ONU para visibilizar los logros de las mujeres en este campo y alentar las vocaciones científicas en las niñas.
La mera existencia de esta fecha pone de manifiesto las desigualdades presentes todavía en este ámbito. Esto no es óbice para reconocer los logros conseguidos en los últimos años gracias al sacrificio y esfuerzo de las investigadoras que nos precedieron y a todos aquellos que las apoyaron.
Se ha avanzado, y mucho, desde los tiempos en que los descubrimientos de las mujeres quedaban ocultos o eran usurpados por sus colegas varones. Quiero pensar que injusticias flagrantes como las de Rosalind Franklin -fue clave en el descubrimiento del ADN y su hallazgo finalmente se atribuyó solo a los doctores J. Watson y F. Crick-, Esther Lederberg -realizó estudios pioneros de genética microbiana gracias a los cuales su marido ganó el premio Nobel de Medicina- o Lise Meitner –quien contribuyó significativamente al descubrimiento de la fisión nuclear y el reconocimiento lo recibió únicamente su compañero de laboratorio, Otto Hahn- hoy ya no sucederían.
Sin duda, las oportunidades de formación y desarrollo profesional que ha disfrutado mi generación son considerablemente mayores que las de nuestras predecesoras. Sin embargo, aunque teóricamente estamos en igualdad de condiciones, los datos demuestran que todavía existe una evidente infra-representación de las mujeres en puestos de responsabilidad, cargos de gobierno en universidades y en la dirección de grupos de investigación.
El equilibrio entre el número de hombres y mujeres en algunas carreras (sobre todo en las relacionadas con la salud), en el grado e incluso en el doctorado, se rompe conforme avanzamos en la escala de desarrollo profesional: cuánto más alto subimos, menos mujeres encontramos en puestos de responsabilidad, decisión y gestión.
Tampoco podemos olvidar que las científicas se enfrentan a una serie de prejuicios-intencionados a veces e inconscientes en la mayor parte de las ocasiones- que hay que superar. En este contexto, resultan necesarias políticas de fomento de la igualdad de oportunidades y eliminación de las barreras que todavía persisten. Así mismo, urge implementar estrategias encaminadas a conciliar la vida familiar y laboral que no penalicen profesionalmente a aquellas mujeres que deciden compatibilizar carrera y maternidad.
Dejando la teoría y las buenas intenciones de lado, ¿cómo podemos contribuir a mejorar la participación y visibilidad de las mujeres en este campo y alentar a las niñas a interesarse en carreras de ciencia y tecnología? No es un problema sencillo de atajar, ya que en las desigualdades confluyen factores históricos, sociales y educacionales. Por centrarnos en un tema, destacaría el problema de la falta de visibilidad histórica de las mujeres y la carencia de referentes femeninos. Si hacemos una encuesta en nuestro entorno sobre científicos famosos casi seguro que el 95% (o el 100%) de los nombres que nos vienen a la mente son hombres. Prueba de ello es la enorme desproporción en la concesión de los Premios Nobel en las disciplinas científicas entre hombres y mujeres.
Estudios recientes demuestran que cuando se pide a los niños que dibujen a un científico la gran mayoría dibuja a un hombre de mediana edad, calvo, con gafas y con una bata blanca. Aunque sea un ejemplo anecdótico, la mera visión estereotipada puede influir inconscientemente en el interés de las niñas..
En este contexto, muchas universidades e instituciones de todo el mundo han logrado que investigadoras con una carrera asentada apoyen, asesoren y compartan su experiencia con las jóvenes interesadas en ciencia, proporcionándoles un foro donde discutir sus expectativas, miedos e inquietudes, ayudándoles a ganar confianza en sí mismas y en sus capacidades. En la Universidad de Navarra este foro se llama Women for Science and Technology: un grupo de estudiantes que nació en 2017 para dotarse de un espacio donde ganar visibilidad, tener contacto con sus referentes y compartir inquietudes.
Con todo ello, miro al futuro con esperanza. En mi área de investigaciónha aumentado el número de mujeres que dirigen sus propios grupos, así como una mayor participación y visibilidad en los foros y paneles científicos. Estos datos sugieren que vamos por el buen camino; que asistiremos a una transformación mayor conforme se produzca un recambio generacional más igualitario. Con el compromiso e implicación de toda la sociedad seguiremos avanzando, quizás con paso lento, pero firme, hacia la equiparación real de hombres y mujeres también en la ciencia.